Tu amor, mi perdición

Crítica de Ramiro Ortiz - La Voz del Interior

Los amores difíciles

Un poco lenta, como todas las películas francesas un poco lentas, a esta historia le cuesta mantener en pie el espejismo, y por eso de a ratos la ficción no convence, no funciona. Es la trampa en la que caen estos filmes que bordean lo pretencioso, aunque parezca que sólo se están ocupando "de una historia pequeña". Y es que capturar el detalle justo, único, a veces es tan difícil, tan todopoderoso, como querer abarcar el todo.

Justo lo que sucede en Tu amor mi perdición, este relato romántico que pareciera querer asir, con una pinza de costurero, una de las hebras del amor, para mostrarla como un trofeo, y a la postre se queda con las manos prácticamente vacías, literalmente, porque los personajes se despiden de la cámara como si fueran extraños, personas desconocidas que nada tienen que ver con nuestra vida.

Mina tiene su vida armada: una casa, una hija de cuatro años, una pareja, salud, trabajo. La situación de Paul es diferente, él está separado, vive con una joven cada vez más independiente, su hija, y tiene a su padre muy enfermo y a su madre cuidando de él. De pronto, Mina y Paul comienzan una relación. Es ella la que tiene que rendir cuentas en alguna parte, y de eso va la historia. De los amores difíciles y algunas cosas más.

Sin dudas, en el marco de la historia del gran cine francés, esta es una producción menor. Tiene unas cuantas obviedades, de esas que al cine norteamericano no se le perdonan pero en el europeo parecen ser menos pecaminosas. Por ejemplo, que Paul sea escritor. ¿Hace falta subrayar de ese modo el perfil de un hombre que se mete en una relación sentimental compleja? Si cada vez que aparezca en una pantalla un amante sensible y pensante y algo conflictuado, éste será un escritor, se terminará pensando que sólo los escritores podrán ser esa clase de amantes, y por ejemplo un carnicero será fácilmente encasillado y discriminado por su oficio, que aparentemente no tiene nada de espiritual ni de intelectual. ¿Es justo? ¿Es real? Stephen King, uno de los grandes escritores vivos del mundo, lleva 40 años en matrimonio con la misma mujer, y no parece poco feliz al respecto.

Pese a todo, sería injusto decir que Tu amor mi perdición es floja. Como película, es orgánica, coherente, organizada, e interesante en unas cuantas cosas.