Tu amor, mi perdición

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

El ego casi pierde a director debutante

Cordial, bien plantado, sin ostentaciones ni falsa simpatía, Louis-Do de Lencquesaing estuvo hace tres años en Pantalla Pinamar, presentando "El padre de mis hijos". En esa ocasión contó fugazmente algo de sus cortometrajes. Son tres, y dos de ellos ya anticipan algo de lo que habría de desarrollar en éste, su primer largo. En "Mécréant", un hombre, su madre, la muerte de la abuela, una nueva vida en la familia. En "Méme pas un réve", la hija adolescente, su intimidad sorprendida por el padre. Y ahora, el largo, cuyo título original es "Au galop" aunque más bien parece que todo marcha al trotecito nomás.

El mismo lo escribe, dirige y protagoniza, con los defectos naturales de casi todo actor debutante en la realización, empezando por el narcisismo. Según dice, la idea original fue mostrar los conflictos de tres mujeres: la señora grande que pierde a su esposo, la nieta que se desvela por su primer amor, la señora joven en pareja estable, atraída por otro tipo (lo que justifica el título de estreno local). Parece que al novel director lo venció el ego en la sala de montaje, y ahí su papel cobró mayor importancia. Incluso se volvió el narrador de la historia, pero aún así cada figura femenina alcanza a desarrollarse debidamente.

Sus intérpretes son Valentina Cervi (nieta del comediante Gino Cervi), la jovencita Alice de Lencquesaing (hija del director pero buena actriz) y la reaparecida Marthe Keller, aquella flaca de los 70 que ahora está lógicamente más gordita y también tiene más peso actoral. Las tres se lucen, lo mismo que el resto del elenco y, por supuesto, el propio Louis-Do etc. componiendo un langa discreto, observador, atento, que deja fluir las cosas como naturalmente. Los diálogos son atractivos, en ocasiones un tantito pomposos, los conflictos serios son tratados con desenvoltura muy parisina, el tono general es amable, la vida pasa con sus alegrías, pesares y compensaciones y, vieja regla del espectáculo, la gente vive, ama y sufre en ambientes refinados. No está mal.