Tu amor, mi perdición

Crítica de Blanca María Monzón - Leedor.com

Presentada en la Semaine de la Critique en Cannes 2012, este film es una historia de amor, con un argumento bastante convencional, aunque con una serie de marcas que hacen posible otras lecturas paralelas.

Su director, a la vez actor en el mismo, incursiona en este su primer largo, luego de haber trabajado en El padre de mis hijos, 2009 y en L` apollonide (2011) presentada en la Competencia Oficial del Festival de Mar del Plata. Además de sus interpretaciones para Jean- Luc Godard, Olivier Assayas, Michael Haneke y Benoit Jacquot entre otros.

Los protagonistas principales del relato son Ada y Paul. Ella trabaja en la editorial donde él publica sus libros, y él es un escritor separado con una hija adolescente, que es a su vez la niñera de la hija de cuatro años de Ada .La atracción entre ambos luego de una pequeña caída cómica es instantánea. Ella vive con en el padre de su hija en una relación armónica y estable, además están a punto de casarse. No obstante, la relación se arma luego del primer encuentro entre ambos y nada detiene su curso. Tanto es así, que ésta se desarrolla al margen de situaciones límites, que viven ambos.

La sinceridad alcanza por momentos una sensación de irreprimible naturalidad, de cierta actitud de desenfado y ausencia de culpa, propia de las inevitables pulsiones. Ada claramente ama a dos hombres. Paul , paralelamente, va a vivir la muerte de su padre, esto a su vez muestra la intimidad de una familia donde existe una madre un poco entrometida, formal, y la vez graciosa y tierna, un hermano y la hija de Paul.

A medida que la boda se acerca, Ada descubre que está embarazada y comienza por contarle la verdad a Paul y luego al padre de su hija.

Creo que lo más interesante en este film se da a partir de la solidez en la construcción de los personajes, no sólo los principales, sino los secundarios: no vemos sólo la muerte de un padre, sino que estamos frente al complejo y también natural comportamiento de una familia, que sufre, ríe y de una madre que pierde por un momento la razón a partir de este suceso.

Hay muchos guiños que hacen de Au galop algo más que el desarrollo de esta relación amorosa: La abuela que sigue los rituales de una clase y que no es consciente de la realidad y de la dimensión de la pérdida. Una hija que esta comenzando a hacer su vida y desea creer en el amor. Un novio que pierde la razón, en el mismo hospital que Paul estuvo internado por una depresión a los 19 años, y en el mismo en que muere su padre.

Realidades del pasado vivido en sueños, secretos, que se han ocultado durante años y una pareja que va más allá de sus dramas íntimos contra viento y marea, un hombre que reconoce “que no hay edad para crecer” porque siente por primera vez esa sensación, y un film abierto con la intuición de un cierre basado en la certeza de los sentimientos.

Valentina Cervi en una de sus mejores actuaciones, por la naturalidad con que se entrega en cada escena. Donde este amor viene a modificar el curso de su vida, dándole de pronto una sacudida y modificando lo que se cree perfecto, o que funciona como si lo fuese, o quizá lo sea, porque la alternativa de otro a quien amar, todavía no irrumpe en nuestras vidas.

Es probable que lo que llamamos amor, sea a primera vista una gran atracción donde las pulsiones hace que una pareja se entregue, sin importarle el contexto, lo cual no necesariamente, carece de autenticidad . El amor implica deseo, cariño, y sobre todo aceptación del otro tal cual es. Y para eso se requiere de tiempo.

A pesar de ciertos lugares comunes- como que la hija de Paul sea justo la niñera se Ana, y de algunos desaciertos narrativos.

Tanto las actuaciones, como la dirección de este primer film de Louis- Do Lencquesaing hacen de Au galop un trabajo que nos retrotrae en algunos momentos a cierta estética de la Nouvelle Vague, además de ser una historia valiente, en cierto modo sin concesiones.