Tropa de héroes

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Es un western, rodado en Medio Oriente. Tropa de héroes es un western en las montañas de Afganistán, donde la docena de soldados estadounidenses, que fueron los primeros en pisar esas tierras tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, libraron batalla desigual con los talibanes y Al Qaeda.

Por supuesto que si el título de la película nos habla de héroes, esto ya es una suerte de spoiler. El filme de Nicolai Fuglsig, de abundantes logros en el cine publicitario, producido por Jerry Bruckheimer, es un vendaval de acción. La trama es otra historia, ya que está plagada de clisés -el soldado herido que, por todos los medios y más, debe ser rescatado; actos de extrema solidaridad y arrojo y valentía; una puntería increíble de los estadounidenses e inconcebiblemente deficiente de los malos-.

El team comandado por el personaje que interpreta Chris Hemsworth, que anda por la vida sin el martillo de Thor, pero es certero a la hora de pegar un tiro, es ayudado en territorio ajeno por una “tribu” de locales que desconfían un tanto de los americanos. Pero hay una lucha fratricida entre distintos grupos étnicos, algunos porque quieren ser ellos los que eliminen a los malos, y alguno que tiene una cuenta pendiente personal con el satánico y perverso líder.

Este es un punto: cuando no está masacrando a quien enseña a sus pequeñas alumnas, suele escaparse cuando las papas queman. Una suerte de Jafar de Aladdin, pero sin humor.

Hemsworth está muy bien acompañado en el frente de batalla con dos experimentados, como Michael Shannon (el malvado de La forma del agua) y Michael Peña, que suele ser el personaje secundario latino, a veces de buen corazón, a veces pérfido. Adivinen qué rol le toca jugar aquí al actor de Escándalo americano y En la mira.