Tropa de héroes

Crítica de Alejandro Franco - Arlequin

12 Strong (12 Valientes o Tropa de Héroes, título que le asignaron según el lugar donde la hayan estrenado) no es Pelotón, o Nacido Para Matar, ni siquiera le llega a los talones de Apocalipsis Now. Claro, el género de películas de guerra ha ingresado en una etapa tan existencial y reflexiva que ha dejado de convertirse en un espectáculo pochoclero – como lo era hace 50 o 60 años, cuando las principales estrellas de Hollywood molían a palos a los nazis y antes que la Guerra de Vietnam ensuciara todo y mostrara lo salvaje e inhumano que es el conflicto -. En ese sentido, 12 Strong es una película chapada a la antigua: tampoco es Rambo, o algún disparate que sobreglorifique al súper soldado / macho alfa norteamericano capaz de exterminar a un ejército él solito. En todo caso hay que tomarlo como lo que es: una de aventuras con momentos interesantes, secuencias intensas y una historia ligeramente basada en la realidad.

Postrimerías del 11/9. Chris Hemsworth es un capitán de las fuerzas especiales que ha pasado a ocupar un cargo administrativo; pero al ver la caída de las Torres Gemelas sólo piensa en regresar al servicio activo e irse a cargar a Al Qaeda él solito. Como el personaje de Hemsworth demuestra ser un avispado estratega, sus jefes le dan la oportunidad y lo mandan – con su equipo de once hombres – a Afganistán, donde Al Qaeda tiene su base de operaciones y cuenta con el ejército de los Talibanes como su seguridad privada. ¿Qué puede hacer Hemsworth y once tipos contra miles de afganos armados hasta los dientes?. Pues aliarse con un caudillo local – el general Rostum -, que posee su caterva de razones personales para patearle las tripas a los talibanes. El problema no es la alianza occidente – oriente sino que Afganistán es una zona balcanizada donde todos los caudillos cuidan su terreno e intentan matarse entre sí cada vez que se cruzan, sin importar si los Talibanes se les están viniendo encima. Al principio Hemsworth acepta las reglas de juego – y provee soporte aéreo a Rostum – pero poco a poco empieza a cortarse solo. El tiempo demanda acciones, y las tácticas circulares y redundantes de Rostum no lo ayudan a complir con la agenda – tres semanas para atacar el bastión Talibán antes de que el tiempo cambie y se retrase el ataque hasta el siguiente año -. Es en ese momento cuando los soldados se ganan el respeto de los guerreros… aunque quizás ese tipo de apoyo incondicional llegue demasiado tarde en la batalla.

Hemsworth sigue irradiando carisma, simpatía y honestidad, y es muy bueno cuando le corresponde el drama; la taquilla le sigue siendo algo esquiva fuera de las franquicias Marvel, pero está probado que es un intérprete todo terreno. En cambio éste es uno de esos raros papeles en que Michael Shannon hace de bueno. Se luce como soporte de Hemsworth, aunque no está todo el tiempo que debiera en pantalla.

Las buenas películas de guerra se caracterizan por personajes interesantes, enseñarte algunos secretos sobre la guerra (como aquí, el alcance aéreo de los Chinook, los razonamientos que hace Hemsworth sobre la zona de batalla donde van a ir a pelear – y sus antecedentes a lo largo de la historia -, la peculiaridad de hacer cargas de caballería con armas modernas mientras toneladas de bombas lanzadas desde los B-52 arrasan la zona, etc), tener acción y paisajes espectaculares, y dejarte con un plus que no tenías antes de ver la cinta. 12 Strong no cambiará la historia del cine, ni tampoco es un empalagoso panfleto pro yanqui y pro belicista, y carecerá de la profundidad dramática de otros filmes mas reconocidos, pero te provee un poco de historia, bastante adrenalina y dos horas de entretenimiento pochoclero, aún cuando sepas que esta historia está basada (muy muy libremente) en sangrientos hechos reales.