Tras la puerta

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Como ya lo demostró en la esplendorosa "Conociendo a Julia", István Szabó sabe cómo hacer retratos intimistas de una mujer, mostrarla más allá de lo que ella muestra para el exterior. Una mujer debe preciarse de ser misteriosa, debe guardar secretos, y la cámara tiene que ser la encargada de revelarlos.
A diferencia del anterior film del aclamado director húngaro, en "Tras la puerta" no tenemos los amores y el glamour de una diva hollywoodense, casi como si fuese un contrapeso, la figura central aquí es un ser oscuro, introvertido, parco y hasta aparentemente lleno de rencor.
Basada en la aclamada novela de Magda Szabó, "Tras la puerta" en realidad narra la relación entre dos mujeres, Emerenc (Helen Mirren) y Magda (Martina Gedeck), la primera es “la criada”, la sirvienta en la casa de familia de la segunda, una escritora que destila intelectualidad y clase alta.
El foco es Emerenc, esta mujer que vive retraída en sí y de sí misma, de gestos mínimos, actitud oscura, apesadumbrada, rodeada de gatos y un perro a los que trata como personas, y que vive en una casa a la cual nadie más que ella entra ¿por qué? ¿Qué secreto guarda tras la puerta? La respuesta es que una vez que cruza su puerta es ella misma, y no quiere que nadie vea como es.
"Tras la puerta" es una obra compleja y de variadas aristas, es complicado reducirla a unas líneas de reseña, es un film de relaciones humanas y a su vez introspectivo, un film con críticas sociales y a su vez psicoanalítico desde lo particular.
Magda no es una mala mujer, hay muchos como ella que sienten cariño, aprecio, por Emerenc, pero la mujer mayor es un hueso duro de roer, está curtida por la vida, y se autoencerró para no salir lastimada, y entonces, desde su mirada, pareciera que el mundo la castiga.
Ya no nos tenemos que sorprender si decimos que István Szabó hace magia con la cámara, la lente parece acompañar el estado de ánimo de Emerenc, irá variando de acuerdo a los momentos, mientras ella se vaya abriendo o se vaya cerrando, pero aún en la oscuridad, en los tonos pasteles tristes, encuentra belleza y cierta majestuosidad.
Tampoco asombra decir que Helen Miren es una excelente intérprete que le pone el cuerpo y más a su personaje, otra sería la película si ella no estuviese al frente, y aún así cuesta reconocer a la actriz que hizo La Reina en esta mujer ojerosa y (auto)castigada. El resto del elenco también consigue sólidas interpretaciones, pero quedan a la sombra del peso narrativo e interpretativo de Emerenc/Helen Miren.
Szabó también es un excelente director de actores y puesta en escena, nada está librado al azar, todos dicen y hacen lo que deben hacer y se maneja como un delicado juego ajedrecista; hay un lenguaje aparte en la imagen, en los gestos, en las miradas, fuera de las palabras.
"Tras la puerta" es una película sensible, compleja y a veces tan parca y abrumadora como su personaje. No es fácil de ver, pero si nos adentramos podemos descubrir una pequeña gema.