Transformers: el despertar de las bestias

Crítica de Catalina Dlugi - El portal de Catalina

Esta es la séptima de la franquicia y la primera después de cinco años de pausa desde la secuela de Bumblebee del 2018 y significa un regreso contundente y divertido. La aparición de los Maximals le aporta una gran novedad,  estos transformes  que hicieron su debut en una serie de 1996, tienen aquí un aspecto  y una sorpresa  que será festejados por todos. Un gorila, un halcón, un rinoceronte y un chita imponentes y queribles vienen a ponerle toda la atracción a los conocidos robots autos. Todos unidos trataran de vencer una amenaza terrible de parte de Unicron, grande como un planeta y voraz con cada  uno de ellos que tiene su ejército de terracons.  La historia tiene cinco guionistas que en realidad armaron un hilo argumental como excusa para tanta acción robótica y esperable, con un poquito de humor,  y otra de lealtad, sacrificio y venganza. El otro ingrediente  importante es la aparición de una pareja de humanos, un ex soldado con muchas necesidades económicas que no consigue trabajo y casi se convierte en ladrón  y una arqueóloga apasionada y no reconocida que descubre un elemento fundamental para buenos y malos que se esconde en una suerte de halcón maltes. La química de Domenique Fishback y Anthony Ramos es buena, y es especial la transformación del muchachito a medida que avanza la historia. Todo servido para una diversión pochoclera, infalible, que transforma también a los adultos en niños deseosos de jugar con esos robots tan metálicos y poderosos como queribles.