Traigan el porro

Crítica de Ezequiel Boetti - Otros Cines

La historia comenzó el 10 de diciembre de 2013, cuando Uruguay se convirtió en el primer país del mundo en legalizar el cultivo y la venta de marihuana. El hecho fue celebrado y denostado por partes iguales, convirtiendo al “paisito” en noticia mundial. Pero después surgió un problema: no había materia prima suficiente como para abastecer a todo el país, por lo que a la sanción parlamentaria le siguieron meses de incertidumbre y escasez.

Fue en ese contexto que Denny Brechner, Alfonso Guerrero y Marcos Hecht idearon un plan que consistía en crear una “Cámara Uruguaya de la Marihuana Legal" con el objetivo de viajar a Estados Unidos y conseguir unas cuantas toneladas de la sustancia verde. De esa excursión nació lo que años después se convertiría en Traigan el porro.

El falso documental (mockumentary) rodea a esa anécdota de un endeble marco ficticio que involucra al mismísimo José “Pepe” Mujica como jefe del operativo. A su mando están los tres protagonistas, quienes, amparados en la Cámara apócrifa, consiguen participar –y hasta dar charlas– en diversos eventos cannábicos de Estados Unidos.

Traigan el porro es más graciosa en su premisa que en sus resultados. Hay poco y nada de construcción cinematográfica en esta comedia que acompaña las aventuras del grupo a lo largo de su gira, yendo de Denver a Washington y de allí a Nueva York, para compartir charlas -y unas cuantas secas- con referentes de la materia. Con la voz en off como recurso omnipresente y un relato desparejo, Traigan el porro tiene destino de video viral en YouTube. De ahí a que sea una buena película hay un largo trecho.