Traigan el porro

Crítica de Cristian A. Mangini - Fancinema

ARMATE UNO

En su debut como director tras dar sus pasos como productor, el realizador uruguayo Denny Brechner incursiona con un film extraño y subversivo que a pesar de sus irregularidades encuentra en su frescura un elemento cómico y sorpresivo. Mockumentary (es decir, un falso documental que, por lo general, resulta paródico) con elementos de ficción que se confunden con la realidad a través del montaje, Traigan el porro incluso se da el lujo de contar con figuras como José Mujica o Carlos Pita para darle cierta dimensión de verosímil a la locura del guión. El resultado no está exento de fallas en su concepción, esencialmente porque algunos elementos improvisados no terminan de encajar en la narración, o la interacción entre los personajes se encuentra fuera de timing para la comedia, pero la propuesta no pasa desapercibida.

Traigan el porro narra una hipotética misión secreta de Alfredo (el mismo Denny Brechner) para poder traer marihuana de Estados Unidos bajo el mando del mismísimo presidente Mujica. La razón es la cuenta regresiva que se le presenta antes de que finalice su mandato y la falta de producción propia, sin poder satisfacer la demanda que la aprobación de la regularización del consumo tendría. Esto implica una disparatada incursión al estado de Colorado donde el grupo integrado también por la madre de Alfredo (que además, también es la madre de Brechner) y un veterano policía en decadencia (Gustavo Olmos), tratará de buscar los medios para obtener toneladas de la preciada hierba en los días previos a la incursión de Mujica en las Naciones Unidas para detallar los motivos de la regularización en Uruguay. El desarrollo de la expedición a Estados Unidos liderada por Alfredo los lleva a ferias cannábicas, con figuras que representan la lucha por el consumo legal en ese país, bajo la improvisada organización de la Cámara Uruguaya de la Marihuana Legal, mientras buscan socios para poder negociar el abastecimiento de marihuana. En paralelo vemos el montaje de secuencias documentales que anotician la presencia de Mujica en el país del norte, cuando estas no forman parte de la ficción al interactuar con los protagonistas del film -con momentos hilarantes donde vemos el carisma de Mujica a pesar de no tratarse de un actor profesional-.

El film mantiene astutamente esa hibridación entre ficción y documental al presentar figuras reales y ponerlas a confrontar con nuestros personajes, siendo imposible determinar qué parte es documento y cuál ficción, algo semejante a otros mockumentarys como Borat. Pero sin duda, la mayor riqueza está en el registro urbano de las calles de Washington y Nueva York, que refleja cierto grado de denuncia sutil al retratar la periferia y los empleos a los que puede aspirar el trabajador de origen “latino”. Ficción o no, el segmento cumple en mostrar una faceta crítica contundente. Por otro lado, resulta más irregular el desarrollo del trío protagónico a lo largo de su expedición, específicamente, la faceta romántica resulta forzada y se desvanece del guión sin consecuencia alguna. La presencia de elementos aleatorios, así como personajes ocasionales, denota la carga de improvisación que tuvo el guión a pesar de contar con un norte, algo que por momentos da frescura y por otros resulta en secuencias torpes que no cumplen ninguna finalidad en el transcurso de la acción.

En todo caso, Traigan el porro es una rareza del cine uruguayo que apenas supera la hora y consigue entretener a pesar de cierta falta de solidez. Esto no quita un uso notable del montaje paralelo hacia el desenlace que con el relato en off genera un efecto cómico que está entre lo mejor del film; contarlo sería arruinar el mejor momento del relato. Sin duda se trata de una audaz ópera prima de Brechner (Denny, no confundir con el también uruguayo Alvaro) que a pesar del caos de ideas logra afirmarse minuto a minuto.