Tokio

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

“Tokio” empieza bien y luego cae en teatro filmado

Buenos elementos tenía esta historia romántica, y la verdad es que empieza bien, con lindos títulos desarrollados de modo ágil, agradable e ingenioso. Enseguida excede la cantidad de planos para contar algo que pasó seis meses antes. Recupera interés en la siguiente escena, donde hay un momento memorable a propósito de una torta de cumpleaños. Soledad, perplejidad, expectiva, todo lo expresa en ese momento el rostro de Graciela Borges.

Un guiño fino, la respuesta del personaje de Luis Brandoni cuando luego ella le pregunta su nombre y él, mirando al clarinetista que está en el escenario, dice "Goodman".

Lo que se muestra es la relación de una noche entre una mujer defraudada y un pianista de jazz, precisamente habitués de la noche. Una relación entre dos personas grandes y solas, que el relato expone en tono melancólico pero, ay, demasiado lento y con recursos de teatro filmado. Ahí es donde, pasada la buena impresión inicial, empiezan a pesar los defectos y olvidarse los méritos. Unos minutos y planos de más, música agradable pero no siempre adecuada, algunas líneas, en fin. Apreciables, en cambio, la participación de Guillermina Valdés, algunos rincones de la ciudad de Córdoba, donde transcurre la historia, y la recuperación de dos hermosos temas de Mario Clavell: "Somos" y "Abrázame así (pero no en la interpretación de Kevin Johansen).