Todo el dinero del mundo

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

El abuelito que no largaba un dólar
El secuestro del nieto de John Pasul Getty, en manos del director de Alien, tiene sangre, pero no eriza la piel.

Este es un jueves en el que dos de las películas más esperadas son realizadas por directores octogenarios: Clint Eastwood y 15:17 Tren a París, y Ridley Scott, con ésta, Todo el dinero del mundo. Que no están, ni por asomo, lejos de sus mejores años.

El inglés Scott tomó con entusiasmo el secuestro del joven John Paul Getty en Italia, en 1973, pero más que por el hecho en sí y todas las circunstancias que lo rodearon en su momento -la mafia y el terrorismo en Europa- para hablar del abuelo del secuestrado.

John Paul Getty fue un multimillonario, el hombre más rico del planeta en su momento, pero también un ser al que no era fácil verlo con simpatía. Amasó su fortuna destapando pozos de petróleo en Asia menor, pero era incapaz de tener un acto de amor con los suyos.

Traducido en pocas palabras en el filme de Scott: cuando piden 17 millones de dólares para dejar en libertad a J.P. Getty III, el abuelo se niega a entregar un dólar.

La avaricia por un lado, el hecho de que su nuera contaba con la tenencia de los hijos que había tenido con J.P. Junior (incapacitado de sostener a los suyos, adicto a las drogas), el magnate le hace la vida imposible a su nuera… Y con ello, a su nieto.

Mucho se ha hablado del reemplazo de actores que sufrió el filme, a sólo seis semanas de su fecha de estreno. Las acusaciones contra Kevin Spacey por acoso sexual decidieron a Scott, que también es productor, a desechar todas las tomas en que aparecía el hoy malogrado actor de House of Cards y ganador de dos Oscars, y llamar a Christopher Plummer para interpretar a Getty.

Y si es cierto que lo mejor del filme es la actuación de Plummer (a sus 88 años es de nuevo candidato a un Oscar, como actor de reparto), el metraje se hace algo extenso, y denota una falta de ritmo. Hasta en las escenas de acción -sin spoilear, el momento en el que los secuestradores quieren dar una prueba de que tienen con ellos al joven, tampoco es que erice la piel-.

Michelle Williams y Mark Wahlberg, un tanto acorsetado como el ex agente de seguridad que ayuda a Getty, primero, y se decide por acompañar al personaje de Williams después, cumplen en esta película que termina siendo una más de un realizador que supo atrapar a su público -desde Los duelistas, su magnífica opera prima, pasando por Alien y Blade Runner y hasta Misión rescate, un par de años atrás.