Todo el año es navidad

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Esos personajes únicos que se encargan de la felicidad

Cuando le preguntaron cuál sería su próxima película Nicolás Frenkel, especialista en documentales humorísticos, dijo que mostraría a unos hombres con doble personalidad, que fingen ser otra persona, y en algunos casos ellos mismos se lo creen. Hombres que visten de un modo, digamos, inapropiado, llaman la atención de las almas ingenuas y no pueden confesar ciertas cosas. En suma, dijo que iba a hacer una película sobre los tipos que trabajan de Papá Noel. Ahí están, todavía fuera de temporada, esos "barbas" más o menos parecidos a la imagen oficial, naturalmente gordos o con relleno bajo la casaca, naturalmente felices de llevar alegría a los niños o ya medio cansados de tanto jo-jo-jo. Ahí está la agencia que contrata, prepara y viste a los Papá Noel, y cuyo impulsor se siente en la más hermosa de las misiones. Ahí toman el espíritu que les hace soportar los calores, ignorar el descreimiento, y brindar un poco de ilusión a las criaturas, y un puñado de recuerdos lindos a los sufridos padres.

Detrás de los disfraces, Frenkel descubre personajes únicos, de esos que solo él encuentra, y solo ante su cámara aceptan mostrarse como son, y nos hacen llorar de risa o de ternura, hasta volvernos cómplices. Tan cómplices que más de uno, aun sabiendo que es todo cuento, volverá a tener ganas de dejar su cartita a la salida del negocio. Dicho sea de paso, "Todo el año es Navidad" se llamaba un programa de Raúl Rossi, muy popular en radio y televisión a fines de los 50. Incluso se hizo una película, dos de cuyas partes el documental aprovecha debida y gozosamente.