Tinker Bell: El secreto de las hadas

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Campanita vuelve en nuevos y bellos paisajes

Es cierto que la empresa Disney hace muchas macanas, y que los padres miran con fastidio todo eso de la línea de productos Tinkerbell para nenas chiquitas, pero debe reconocerse que, en materia de películas, esta gente hace maravillas. No por nada tienen a John Lasseter como productor ejecutivo. Además, en esta parte del mundo tenemos la suerte de verlas en pantalla grande, mientras en los propios Estados Unidos las películas de Tinkerbell salen directo al dvd hogareño (y ésta saldrá en octubre, así que los piratas trabajarán en sentido contrario).

Acá se completa la serie de estaciones meteorológicas. Las nenas ya conocieron el prado de verano, el bosque de otoño, la plaza de primavera, así que ahora deberán abrigarse. Hay paisajes nuevos, un lindo encuentro fraterno, alitas brillantes, todo en 3D, y todo con el mismo exceso de azúcar y cancioncitas cargosas de las películas anteriores. En fin, nada es perfecto.

A señalar, el buen trabajo de la empresa hindú Prana Animation, con sede en Mumbai, que concretó la mayor parte del trabajo, el ritmo de malambo aplicado al tema musical del cruce de fronteras a bordo de un canasto, el gracioso gesto de Tinkerbell cuando se entrompa como una criatura, y la sensación de muñequitas de porcelana fría que tienen las pequeñas hadas de esta generación (algo culoncitas, dicho sea de paso).

Por supuesto, generaciones anteriores evocarán a las otras hadas con pinta de tías regordetas y varita mágica de los clàsicos del viejo Disney. O esa Campanita de «Peter Pan» que Marc Davis dibujó con cuerpito estilizado, y no nos exigía comprarle nada. Pero éstos son los tiempos que corren. O que vuelan, como las hadas y el contenido de las billeteras.