Tiempo muerto

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Interesante semana la del paraguayo Victor Postiglione, con varios cortometrajes en su haber, el mismo día convergen en cartelera dos estrenos que lo tienen como protagonista. Por un lado es el director y guionista de uno de los ocho cortos que integran la decimosegunda edición de Historias Breves; y además estrena su ópera primera en el largometraje Tiempo Muerto. Lo sorpresivo, son las variadas diferencias que se presentan entre uno y otro.
En El Plan, el trabajo de Postiglione que integra Historias Breves, uno de los mejores del conjunto, la apuesta es por un montaje fraccionado y ligero que gira en torno a una denuncia de violencia familiar. Imágenes crudas, gráficas, pero a la vez con un tratamiento cálido otorgado por el punto de vista de dos menores; y principalmente, la casi ausencia de diálogos en sus poco más de diez minutos. Este trabajo quizás sea más acorde a los trabajos anteriores del realizador.
Por el contrario, en Tiempo Muerto hay una inclinación hacia lo fantástico, desde el drama y también asomándose al terror. Es la historia de un amor, con la muerte como interferencia; pero en donde las palabras cobran una importancia quizás mayor de la necesaria, quitándole fuerza a lo que podría expresarse desde lo visual.
Se nos presenta la historia de Franco (Guillermo Pfening, casualmente también el padre de El Plan), casado con Julia (la ascendente Marianela Sinisterra). Julia muere intempestivamente en un accidente. Franco sumido en un espiral de dolor no puede salir adelante.
Una serie de hechos, lo llevan a la necesidad de investigar las razones de su fallecimiento. Es así como termina involucrándose con algo conocido como Tiempo Muerto.
Diferentes personajes y una investigación por varios medios alternativos (o no tanto) terminan convenciéndolo de que esta mezcla de esoterismo y otras yerbas pueden ser la vía, primero para poder despedirse de su amada, y luego como la posibilidad de retenerla.
Hay acá varios elementos que se conjugan. Por un lado saber qué es lo pasó con el hecho que causó la muerte, y también el elemento fantástico que puede resultar más peligroso de lo que aparenta.
Las reminiscencias son muchas y evidentes. Desde el Subiela de No te mueras sin decirme a dónde vas, al John Dahl de Unforgettable, o más aún la aún no estrenada en nuestro país The other side of the door. No obstante, en la mixtura, la premisa no deja de ser original, más para nuestra filmografía que siempre se muestra reticente a adentrarse al género fantástico mezclándolo con otro género.
El argumento se sigue con interés y hay un cierto ritmo logrado. Pero no podemos dejar pasar ciertas dificultades en el desarrollo.
En el terreno de la ciencia ficción o el terror no es necesario que todo sea explicado hasta el detalle. El verosímil se logra solo desde que el espectador acepta que se adentra a una propuesta en donde no todo lo que se cuenta es real.
Quizás por una falta de presupuesto para un mejor despliegue visual, Postiglione elige dejar en palabras, muchas veces reiterativas, hechos que podrían resumirse en acciones. Se explica una y otra vez en qué consiste el Tiempo Muerto, desde diferentes posturas, pero redundando sobre el mismo asunto.
En cuanto al rubro interpretativo, es probable que Guillermo Pfening no sea el intérprete ideal para este tipo de propuestas, se lo haya fuera de registro, incómodo; extraño en un actor que en el mundo del drama ha sabido entregar roles más que destacables. Marianela Sinisterra demuestra que es mucho más que una cara y un cuerpo bonito, aunque se le exija exponer piel, la morocha tiene lugar para desarrollar talento sólido en la creación de personajes, y hay que reconocerle ya una interesante y fiel trayectoria dentro de nuestro cine de género. Luis Luque, en un papel más chico pero no sin importancia, comprueba lo que todos sabemos, es un todoterreno del magnetismo.
Aún con sus desaciertos, Tiempo Muerto es una propuesta atrayente, jugada, que despierta interés y ofrece una resolución lógica. Su mejor carta es decidir no transitar los caminos convencionales y disimular sus aspectos limitados en el presupuesto.
Todavía le queda un largo camino por recorrer y aspectos a mejorar, pero su realizador Victor Postiglione demuestra ser un creador inquieto, dispuesto a nuevos estilos y cambios en su carrera. Tiempo Muerto es una correcta carta de presentación