Thor: Un mundo oscuro

Crítica de Natalia Trzenko - La Nación

Desde que la primera entrega de Iron Man puso a las historias de Marvel en la élite de los tanques de Hollywood, todos los films que salieron de esta usina de superhéroes distribuidas por Disney apuntan alto: grandes producciones de aventuras que se esfuerzan por replicar en pantalla el universo complejo ya establecido en las historietas. Objetos de la cultura popular norteamericana vueltos fenómenos globales de taquilla.

En esa avanzada, la primera entrega de Thor carecía del sentido de la diversión de la mencionada Iron Man o del impecable guión y diseño de producción de Capitán América. Sin embargo , la aparición de Thor y de Loki en Los vengadores elevó bastante su perfil entre los fanáticos y los hizo merecedores de una secuela que estuviera a la altura de su éxito.

Thor: un mundo oscuro cumple el objetivo desde el arranque. Luego de un prólogo en el que se establece al enemigo de turno, el film comienza con su carta más fuerte: Loki. El personaje interpretado por Tom Hiddleston carga con la responsabilidad de aligerar un relato que nunca llega a ser demasiado atrapante. Se habla de unos elfos oscuros y una fuente de poder de destrucción que los desvela, pero lo verdaderamente interesante y entretenido del film pasa por otro lado. Específicamente, por la interacción entre los personajes centrales, Thor- Chris Hemsworth le presta algo más que su imponente musculatura-, la Jane de Portman, a la que se ve un poco más cómoda que en el primer film, y Loki.

Aprendidas las lecciones de Iron Man y Los vengadores , el humor marca el tono de la película aun cuando trate con mundos en riesgo. Nada parece demasiado grave en el universo de Thor, siempre y cuando a Loki le quede un comentario irónico por decir o un truco por intentar. Con escenas de acción dignas del estilo Marvel, y una batalla final bastante original que la separa de sus antecesoras, Thor: un mundo oscuro consigue un digno lugar entre los films de superhéroes. Y, como corresponde al género, cuenta con dos escenas al final de los títulos que abren la puerta a las películas que vienen.