Terremoto

Crítica de Fernando Sandro - Alta Peli

La familia disparate

Hay géneros que por asociación directa, se los asimila con Hollywood. El cine catástrofe es uno de ellos. Quizás por una cuestión presupuestaria, por pensar que el cine pochoclero solo tiene que venir de Estados unidos, o por mera costumbre; nos cansamos de ver estadounidenses huyendo en masa ante peligros de la naturaleza, invasiones extraterrestres, u otra cosa que causa el pavor masivo de la población mientras todo se destruye a su paso.

En 2015, La última ola (REVIEW, ACA) sorprendió por esa cuestión. Una producción proveniente de Noruega, sin estrellas estadounidenses, pero que nada tenía que envidiar al cine de Hollywood. Un gran despliegue visual alrededor de una marea descomunal que arrasaba con todo, y una historia que acertaba al centrarse en el drama de una familia huyendo.

La Última ola fue un exitazo, y siguiendo con las reglas que marcan que estábamos ante cine pochoclero, la secuela no podía faltar. ¿Es posible hacer una secuela de cine catástrofe? Sí, y se llama Terremoto.

Como lo adelanta su título, acá el tema no son las olas gigantes, sino la tierra partiéndose. Entonces, ¿por qué es una secuela? ¿Se acuerdan de aquella familia que huía? Volvieron, y van a tener que huir otra vez.

Agrietados

Hay que reconocer el esfuerzo de los guionistas John Kåre Raake y Harald Rosenløw-Eeg (los mismos de la primera) por continuar la historia con los mismos personajes pero diferente catástrofe.

Nuevamente tenemos a nuestro paladín de la naturaleza y sus peligros, Kristian Eikjord (Kristoffer Joner) el geólogo que luego de advertir la presencia de un tsunami en el primer film y ver tanta destrucción alrededor suyo, quedó un poco paranoico. Sigue viviendo en el pueblo de Geiranger, donde continúa analizando muestras para prevenir futuras catástrofes.

Su familia, su esposa Idun (Ane Dahl Torp) y sus dos hijos Sondre y Julia (Jonas Hoff Oftebro y Edith Haagenrud-Sande, respectivamente), se alejaron de él por volverse un hombre aún más hosco de lo que era, perseguido, y se mudaron a Oslo.

Cuando un colega de Kristian muere en un túnel de Oslo, Kristian decide trasladarse allí porque sospecha que algo puede estar sucediendo bajo tierra.

Primeramente, se asocia con la hija del hombre fallecido (Kathrine Thorborg Johansen), y posteriormente comenzará una carrera contra reloj cuando descubra qué es lo que sucede. Se viene un terremoto inminente, réplica del mayor terremoto que asoló a Oslo en 1904, y este promete ser mayor.

Claro, ¿cómo creerle a un hombre que parece bastante perseguido? En efecto, ni su familia le cree. Ya van a aprender la lección de hacerle caso a los locos.

Cuando menos es menos

Básicamente Terremoto repite la misma fórmula de La última ola, una catástrofe natural, un héroe ciudadano, una familia, el drama de la huida, y una población corriendo despavorida mientras todo se va rompiendo a través de un despliegue visual importante.

El problema es ese: ya lo vimos, ya lo conocemos; por lo cual, el impacto ya no es el mismo.

La última ola sorprendía por mejorar lo que en las películas de cine catástrofe de Hollywood hacía agua. Centrarse en los personajes y en el drama que los atraviesa. Lograba que nos interese qué es lo que les pasaba, y no simplemente posar los ojos en ver una marea de CGI rompiendo cosas.

Terremoto  pretende hacerlo igual, pero no aporta nuevas características, todo lo que expone ya lo conocemos. Los personajes no crecen, y ese conflicto que se plantea en ellos ya sabemos cómo va a terminar. Sumémosle que, por más que le busquen la vuelta, la rosca para traer de vuelta los mismos personajes es un poco (muy) forzada.

Por otro lado, aunque importante, el despliegue de un terremoto arrasando no parece impactar tanto como un tsunami. En el aspecto visual, Terremoto se siente más chica que La última ola.

El director cambió, el experimentado Roar Uthaug partió a Hollywood a hacer Tomb Raider: Las Aventuras de Lara Croft, y en su lugar llegó el novato John Andreas Andersen. Uthaug le imprimía un ritmo que Terremoto no tiene.

Así, Terremoto es una secuela que cumple, entretiene, sigue sin envidiar nada al mundillo de Hollywood, y entrega un producto de cine catástrofe rendidor. A la hora de comparar, y ante la imposibilidad de negar que ya hubo una entrega anterior, el resultado baja, y vemos que esta entrega es bastante menor.