Terminator Génesis

Crítica de Diego Serlin - Todo lo ve

Internet y el nuevo juicio final

Aprovechando las grandes ideas, personajes, esa estética ochentosa y efectos especiales, que consagraron a Terminator I como película de culto, esta nueva "Terminator Genisys", entrega grandes dosis de nostalgia y relanza la franquicia al jugar con los viajes en el tiempo y sus dimensiones.

Terminator Genisys mantiene la esencia de la historia desarrollada originalmente por James Cameron, tomando todo lo bueno que tenían Terminator I y II y sirviendo, al menos en su primera mitad, como suerte de homenaje que devuelve parte de ese esplendor del cine de acción y ciencia ficción de los 80s y 90s, aunque con algo más de Animación y FX.

En los primeros impases de Terminator Genisys, los más contundentes, creíbles y mejor construidos del metraje, funcionan como un flashback de las películas de Cameron, con gags y guiños a las mismas, donde las escenas de acción se acumulan como un refrito de cosas que ya hemos visto antes, sagas donde todo dependía de evitar el día del juicio final.

Pero luego, la trama se adentra en los viajes en el tiempo y sus dimensiones para ir un poco más atrás en la vida de Sarah Connor, rompiendo totalmente con lo visto en las anteriores entregas y tomando varias licencias que por momentos resultan confusas y en algunas ocasiones puede poner en aprietos al espectador menos conocedor del universo de Terminator.

Cuando John Connor, líder de la resistencia humana, envía al sargento Kyle Reese al año 1984 para proteger a Sarah Connor y salvar el futuro, un inesperado giro de los acontecimientos crea una línea temporal fracturada. Ahora, el sargento Reese se encuentra en una versión nueva y desconocida del pasado, donde descubre aliados insólitos, como el Guardián, nuevos y peligrosos enemigos, y una misión nueva e inesperada: reconfigurar el futuro.

Terminator Genisys propone cierta humanización de la franquicia, con un Schwarzenegger que puede envejecer -externamente- y adquiere nuevas destrezas, entre ellas la simpatía, y donde Skynet ya no es solo una inteligencia militar capaz de controlar los misiles nucleares de todo el planeta para acabar con la humanidad, sino que evoluciona de una aplicación llamada Génesis, que sincronizará todos los aparatos tecnológicos del mundo rindiendo a los pies de Skynet a la Humanidad entera, y que es personificada a través de un holograma.

No es fortuita la elección del año 2017 como espacio tiempo donde se desarrolla la trama principal, que funciona como una sugerente critica a nuestra sociedad actual donde resulta cotidiano los dispositivos móviles, las redes sociales, la búsqueda de la interconexión completa, absoluta e ininterrumpida.

Sera este Skynet de 2017, que se vende como un sistema de sincronización entre móvil, ordenador y Tablet para llevar la inteligencia a la nube, la parodia del actual Google que nos controla.

En cuanto a los personajes, la elección de Emilia Clarke -una de las actrices más mediáticas del momento encumbrada por su papel en la serie Juego de tronos-, con su con cara de angelito y baja estatura más tierna que torturada, para personificar a Sarah Connor, tira por la borda cualquier atisbo de identificación con el espectador y enaltece aún más aquella Linda Hamilton, aquella musculosa y luchadora Sarah de los 80 que transpiraba la camiseta para salvar su vida.

Un correcto J. K. Simmons, con apariciones muy breves para amenizar la trama con cierto sentido del humor, y la falta de carisma de Jason Clarke y Jai Courtney, que no están a la altura de sus personajes, agrandan la figura de un Arnold Schwarzenegger que se muestra más suelto y carismático, transformándose en protagonista absoluto.

Entre las perlitas de Terminator Genisys están la secuencia de su pelea con su yo joven recreado digitalmente; Kyle Reese volviendo al pasado desnudo con la misma atmósfera ochentosa y las mismas Nike Vandals de los 80s que calzaba el joven Michael Biehn interpretando al mismo personaje; Schwarzenegger llegando desnudo al Griffith Observatory y enfrentando a un grupo de punks; y la mejor secuencia de acción, sin duda, el accidente del bus escolar en el Golden Gate de San Francisco.

“Viejo pero no obsoleto” sostiene el personaje de Schwarzenegger en la trama, sintetizando de algún modo a un entretenido Terminator Genisys, que homenajea aquellos Terminator de culto y símbolo del cine de acción y ciencia ficción y relanza la franquicia adaptándola a un nuevo público.

Terminator Genisys juega con las líneas espacio temporales y abre el juego para las futuras secuelas con el clásico "I'll be back", pero en este caso visualmente y después de títulos.