Tadeo, el explorador perdido

Crítica de Pablo Raimondi - Clarín

Un tesoro animado

Una verdadera y agradable sorpresa es esta película española, entretenida de principio a fin, y que no aburrirá a los adultos.

Emular con estilo y darle una identidad personal, un gran desafío para el cine ibérico sobre todo si el producto a “clonar” es ícono en su género como sucedió con la saga de Indiana Jones. Con reminiscencias a El secreto de los Incas (1954), la ochentosa Alan Quatermain y toques de acción y animación versión Tomb Raider- La Momia, Tadeo, el explorador perdido en 3D da sobradas muestras de por qué se convirtió en la película de animación más taquillera del cine español.

Con un guión entretenido de principio a fin -donde los adultos no se aburrirán- y un logrado trabajo en la construcción de los personajes secundarios, la aventura arqueológica de Tadeo viajó a Perú, precisamente hacia la ciudadela de Machu Picchu. Un dato: esta herramienta turística hecha filme llevó el día de su estreno a casi 40 mil personas al cine, lo que la convirtió en la más exitosa en la historia del cine del Perú.

El director Enrique Gato lleva más de ocho años con la arqueo logía animada en la cabeza. Esta película es el tercer paso, primero el exitoso corto Tadeo Jones (2003) que tuvo, cuatro años después, Tadeo Jones y el sótano maldito (2007), con sendos Premios Goya.

Entonces caía de maduro este largometraje que tiene como eje a una misteriosa piedra de la cual falta la otra mitad y abriría la puerta hacia la ciudad perdida de Paititi, una leyenda real en el universo arqueológico. Por un fortuito incidente, Tadeo -un obrero de la construcción en Chicago y soñador empedernido- se lanza hacia la aventura trasandina, con un altísimo vuelo de animación.

Pero él no estará solo, lo acompañará Freddy, un guía local del cual se fuerza su característica ventajera y compradora, y la curvilínea Sara Lávrof -¿la unión de Lara Croft?- quien mezcla conocimiento, tenacidad y valentía, la contratara del ingenuo e inocentón Jones. Ambos deberán vérselas con Kopponen, jefe del grupo Oddyseus, quien se encarga de robar tesoros para venderlo al mejor postor, en complicidad con el soberbio Max Gordon, un pseudo arqueólogo que conquistó el corazón de Sara. Mención aparte para el loro Belzoni, mudo, de carácter fuerte y quien con ingeniosos tablones nos da su opinión.

Humor, mucha acción, momias juguetonas y el acercamiento a la civilización inca, que como esta película, no deja de sorprender. La secuela de Tadeo Jones, el explorador perdido ya está en marcha.