Star Wars: El despertar de la fuerza

Crítica de Santiago García - Leer Cine

La suma de todos los mitos

Aunque no se revelan elementos claves de la trama, sí se adelantan ciertos detalles. Quienes no quieran saber nada de la película, pueden leer la crítica después de verla.

El despertar de la fuerza transcurre treinta años después de los hechos narrados en El regreso del Jedi, el tercer episodio de la trilogía original de La guerra de las galaxias. La búsqueda del legendario Jedi Luke Skywalker será el centro de la trama. Un piloto extraordinario, llamado Poe Cameron (Oscar Isaac), recibe información vital para la resistencia –los viejos integrantes de la Alianza rebelde- en su lucha contra la fuerza imperial llamada la Primera Orden. La información es guardada en BB8, un robot que será uno de los nuevos y más simpáticos personajes de la saga. BB8 terminará en manos de una joven chatarrera llamada Rey (Daisy Ridley, la gran revelación de esta película) y sus nuevos aliados, que incluye a los personajes originales y a un Stormtrooper, Finn (John Boyega) que deserta de las fuerzas imperiales.

Las expectativas con respecto a este nuevo film eran enormes. No solo por el regreso de los personajes clásicos, sino también porque el mando había cambiado de manos. Pero todo ese universo previo de quejas, temores, fantasías y deseos queda de lado ahora. El despertar de la fuerza es una realidad y no hay que seguir especulando. La historia que contamos en el párrafo anterior le sonará con fuerza a los seguidores de los films anteriores. El parecido entre Episodio IV: Una nueva esperanza (1977) y el Episodio VII (2015) es evidente. No son pocas las similitudes y obviamente no son accidentales. Rey vive en un planeta desértico, soñando y esperando, como lo hizo antes Luke. Un robot porta un elemento clave para la trama de la película. Un arma capaz de destruir planetas está en el centro de la batalla final. Un grupo desparejo forma una pequeña banda de hermanos que combate en el nombre del bien. Si hasta el villano brilla por su vos grave, su máscara y su lucha interna entre el bien y el mal. Las similitudes son muchas más, claro, e incluyen también al siempre prestigio Episodio V: El imperio contraataca (1980).

El despertar de la fuerza no se guarda nada y a la vez abre la puerta para los siguientes films. Uno de los problemas que tienen las trilogías es que el capítulo inicial suele ser un problema narrativo. Demasiadas presentaciones, demasiadas especulaciones, demasiado tiempo esperando que la historia comience. No es lo que ocurre acá. Abrams y su equipo ponen todo lo que tienen. Pasan muchas cosas muy importantes a lo largo de la trama y elementos claves para toda la saga se resuelven aquí. No hay nada de esperar a que todo arranca. Todo arranca y lo hace con inusual potencia, casi demoledora, para los espectadores, en especial para quienes amas los films de Star Wars.

J. J. Abrams, el director de la película, es un verdadero misterio y objeto de estudio para el cine de hoy. El es el responsable del renacimiento de la serie de películas de Star Trek y el director de Super 8, una maravilla donde Abrams juega a ser Steven Spielberg –el de los ochenta- por un rato. Es decir que estamos frente a un curioso director capaz de renovar y hacer brillar el cine popular en su conjunto. Abrams, como los productos y los guionistas, toma nota de todo aquello que no debería hacerse en un film de Star Wars, tomando nota de todo aquello que no convenció o que fue un paso atrás en los Episodio I, II y III. Abrams no solo contruye un film con el espíritu de los originales, sino que también repite la estructura dramática y evoca con claridad los Doce pasos del héroe que Joseph Campbell que sirvieron de base a George Lucas. Pero lo más importante a los ojos del espectador es que la estética es coherente con aquellas primeras películas. Aprovechando al máximo la tecnología del 2015, El despertar de la fuerza igual se luce al crear un mundo que se ve parecido al de Star Wars. Basta ver eso para sentirse dentro del universo de las películas. Este efecto se logra también por el aumento de decorados reales y un trabajo mucho más elaborado y realista en los efectos especiales. Lo mismo para la banda de sonido creada por John Williams. Cada acorde nos sumerge en la saga, cada emoción es acompañada por su enorme talento musical. John Williams también es Star Wars.

La guerra de las galaxias es la suma de todos los mitos. Los mitos más antiguos de oriente y occidente se dan cita desde el primer film. La literatura universal con todos sus héroes, los mitos religiosos y los cinematográficos confluyen para crear la más poderosa y perdurable de las sagas cinematográficas de todos los tiempos. Así nació y así vuelve a presentarse ahora. Con un añadido brillante: la nueva saga incluye entre sus mitos a La guerra de las galaxias. “Todas las historias que escucharon, todas son reales” dice Han Solo, ese eterno héroe interpretado por el gran Harrison Ford. Quienes se acercan a El despertar de la fuerza, sean fanáticos o advenedizos, podrán sumarle esos mitos cinematográficos creados por George Lucas. Porque esos mitos ya son parte de la cultura mundial. Esto que parece algo simple, no lo es, es la prueba de cómo ha impactado culturalmente la saga. Generaciones nos hemos criado con estos films. Hemos aprendido acerca de la naturaleza humana, del bien y del mal, del camino del héroe. Yo me he formado con esa suma de mitos, con su versión entretenida y cinematográfica.

Si este nuevo film se parece tantos a los primeros, es obvio que sus temas también son parecidos. Sin embargo, y en esto sí se nota el paso del tiempo, el gran eje que nuclea a todo el film es el legado. Una nueva generación de personajes jóvenes protagoniza la película, incluyendo un robot nuevo, para renovar del todo a los que dominan la pantalla. Esa apuesta es complicada y en La amenaza fantasma, El ataque de los clones y La venganza de los Sith no logró cuajar el nuevo grupo de personajes, al menos en comparación. Rey, Finn, Poe, BB8, son los nuevos héroes y son espectaculares. Rey es un personaje fuera de serie, nacido para convertirse en clásico, como en su momento fueron Luke, Leia y Han. El futuro de la saga y el triunfo de esta película depende de ella y de los otros personajes. Lo mismo para los villanos. Desde Kylo Ren, que cumple con todas las reglas del villano Star Wars, sino también. O el General Lux (Domhnall Gleeson), la versión más claramente nazi del Grand Moff Tarkin que interpretó Peter Cushing en La guerra de las galaxias. Otros personajes secundarios también son acertados y crean ese universo variopinto propio de la saga.

Y lo que todos esperábamos era ver nuevamente a Han Solo (Harrison Ford), Leia (Carrie Fisher) y Luke Skywalker Mark Hamill). Para a alguien que como yo hace treinta y ocho años que admiro a estos personajes, su regreso es muy impactante, sin duda alguna. Chewbacca, C3PO y R2D2 son por supuesto figuras igualmente queridas, pero tuvieron una presencia en la segunda trilogía creada por George Lucas. La emoción será intensa para todos los seguidores y en eso es donde más se notará la diferencia con los nuevos espectadores. Enormes, más grandes que la vida, los viejos personajes de Star Wars completan la grandeza de una película única, claramente un regreso al origen y al corazón mismo de la saga.