Splice

Crítica de Matías Orta - A Sala Llena

Si a David Cronenberg se le ocurriera adaptar al cine su visión de la novela de H.G. Wells La Isla del Doctor Moreau, el resultado se aproximaría a Splice: Experimento Mortal.

Clive (Adrien Brody) y Elsa (Sarah Polley), dos talentosos y jóvenes científicos, se dedican a mezclar ADN de distintas especies animales. El objetivo: crear un híbrido del que sea posible extraer proteínas y otros elementos cruciales para la evolución de la medicina. Envalentonados por los buenos resultados, Clive y Elsa añaden a su experimento genes humanos. Al poco tiempo nace una criatura nueva, inteligente, astuta; un ser con forma humana en su mayor parte, aunque provisto de una mortífera cola que sirve como aguijón. La pareja se encariña con su invención, a la que bautizan como Dren (anagrama de Nerd). Pero a medida que Dren va creciendo, sus apetitos cambian... para mal de sus padres adoptivos. La ilusión de familia se convertirá en una situación incontrolable.

El director canadiense Vincenzo Natali se había convertido en una promesa del cine fantástico gracias a El Cubo, su inquietante ópera prima. Si bien sus siguientes films —la interesante Cyper, que le debe mucho a la literatura de Philip K. Dick, y Nothing, además de un corto de vampiros para el largometraje París Je t’aime, protagonizado por Elijah Wood—, no llamaron demasiado la atención, parece haber vuelto con tutti gracias a Splice, que tiene como productor ejecutivo a Guillermo del Toro. Hay puntos en común con las películas del director mexicano: aquí el monstruo termina siendo menos cruel que las personas, que son capaces de lo que sea con tal de satisfacer sus ambiciones más desmedidas. La bestia sólo se vuelve violenta cuando es rechazada o siente que la atacan. También está el tema de los científicos jugando a ser Dios, igual que Víctor Frankenstein en ya se imaginan qué obra de Mary Shelley y que el Doctor Moreau en la mencionada novela.

Además, hay puntos en contacto con el cine del también mencionado Cronenberg, sobre todo el de la primera época: experimentos fuera de control, invierno, bichos viscosos... Se asemeja más a La Mosca, por su carácter intimista (escasos personajes y escenarios, relaciones complejas, un monstruo que se convierte en tal muy de a poco).

Más allá de estas comparaciones, Splice tiene personalidad propia gracias a un preciso trabajo de dirección, guión y actuación. Adrien Brody y Sarah Polley son los actores perfectos para este material. Son creíbles como gente de ciencia y como una pareja en un momento crucial de sus vidas, donde deben elegir el camino definitivo hacia la madurez. También aparece en el elenco David Hewlett, actos canadiense de culto y fetiche del director, visto hace poco en otra historia de experimentos científicos que perjudican a los humanos: El Planeta de los Simios: (R)Evolución. Tampoco hay que olvidarse de Delphine Chanéac, actriz francesa que interpreta a Dren de manera que podamos sentir por ella ternura y miedo.

Splice: Experimento Mortal es una pequeña joyita a la que todavía hay que descubrir... y otra prueba de que es mejor no perturbar a la naturaleza.