Sólo tres días

Crítica de Migue Fernández - Cinescondite

The Next three days, la nueva película del guionista y director ganador del Oscar Paul Haggis, es una remake del film francés Pour Elle, de Fred Cavayé. Si bien se trata de una adaptación fiel, como suele ocurrir con las nuevas versiones, es inferior a la original en muchos aspectos. En ciertas oportunidades cuando se toma una realización proveniente de Europa u otras regiones se lo hace bajo pretexto de dotarla de más agilidad, lo que básicamente significa hacerla a la manera de los Estados Unidos. El hecho de que la norteamericana tenga una extensión 30 minutos mayor que la francesa es un elemento que llama la atención, dado que se termina alargando de forma innecesaria una historia que ya venía con el ritmo preciso marcado.

Tres años atrás John y Lara cenaban con el hermano de él y su pareja en un restaurant. Las mujeres pelean principalmente por culpa de Lara, quien se encuentra alterada por una fuerte discusión mantenida con su jefa horas atrás. Mientras desayunan en armonía al día siguiente la Policía irrumpe en el hogar y arresta a la mujer acusándola de asesinato. La primera de estas dos escenas no forma parte del relato original, comparando una y otra se podrá entender que el sentido de esta inserción es el de plantar una duda. En los primeros 15 minutos de la francesa se sabe perfectamente que fue lo que sucedió esa noche, mientras que en esta, más allá de lo que uno pueda pensar, no se tiene certeza de la inocencia o culpabilidad hasta el final. De esta repentina detención transcurren dos años, el salto temporal encuentra a un John desesperado enfrentando una nueva realidad, tras agotar todas las instancias de juicios definitivamente la madre de su hijo pasará el resto de su vida en prisión.

Sin otra opción más que la fuga el personaje que Russell Crowe interpreta pondrá en marcha su plan. Siendo un profesor universitario sus conocimientos en la materia son nulos, por lo que buscará la información que esté al alcance de su mano, como algunos libros o, créase o no, videos de Youtube con instrucciones. Su maestro será el experto en huidas Damon Pennington, un Liam Neeson que supone el punto más destacado de toda la primera parte, quien explicará paso a paso el manual para el prófugo exitoso. Este realismo propio de quien no tiene idea de lo que está haciendo y el progresivo desarrollo de John hasta convertirse en un criminal no sólo favorecen a la película en general, sino que también le otorgan un nivel de credibilidad que también estaba presente en la versión anterior.

Considerando esto como uno de los mayores logros, hay que señalar el hecho de que se desperdicia parte de lo obtenido cuando hacia el final se decide soltar la mano del planteo original para hacer una serie de agregados que le restan fluidez y veracidad. Que el tiempo deje de ser un factor apremiante, que inexplicablemente Lara intente quitarse la vida o que John se convierta en un calculador escapista capaz de desconcertar a todos los agentes que lo persiguen suena poco plausible para una película cuya fuerza reside en llevar a un hombre normal a situaciones extraordinarias y no viceversa.

Estos detalles terminan afectándola a un nivel comparativo con su antecesora, lo cual no implica que se trate de una mala película. Haggis parte de un trabajo muy bien realizado y, si bien no aporta nada respecto a la anterior, construye un buen thriller capaz de mantener el interés a pesar de su extensa duración. No se trata tampoco de hacer como Michael Haneke con su Funny Games U.S., que con un cambio de actores y locación fue suficiente, pero tampoco se puede modificar radicalmente los tiempos y el ritmo, menos si esto supone agregar una excesiva media hora.