Sólo tres días

Crítica de Diego Batlle - La Nación

El director de Vidas cruzadas plantea un thriller sencillo y efectivo

Ganador del Oscar por Vidas cruzadas en 2005, el guionista y director Paul Haggis filmó dos años más tarde una intensa y cuestionadora película sobre las consecuencias de la guerra en Irak ( La conspiración ). Ahora, sorprende con la remake de Pour elle -una película francesa reciente con Vincent Lindon y Diane Kruger- en la que apuesta por una combinación entre el melodrama familiar (en su primera mitad) y el thriller de fuga y persecución (en su segunda hora). El resultado es digno, aunque por momentos la narración resulta demasiado lenta, solemne y recargada dentro de un género como el del suspenso.

John Brennan (Russell Crowe) es un profesor universitario que está casado con Lara (Elizabeth Banks) y ambos crían sin demasiadas complicaciones a su pequeño hijo. Sin embargo, esa apacible vida de clase media se derrumba cuando la policía irrumpe en el hogar y arresta a la madre bajo la acusación de haber cometido un brutal asesinato. Este hombre común está convencido de que su esposa es inocente, pero la vía judicial parece inexpugnable. Así, mientras se sigue ocupando de su rol de padre, inicia un descenso a los infiernos del submundo criminal de Pittsburgh y el film adquiere una dimensión más épica y con elementos propios del cine de género.

La película -más allá de la indudable solvencia de sus actores y de los buenos aportes artísticos en rubros como la fotografía y la música (a cargo de Danny Elfman)- pierde por momentos su eje a partir de múltiples derivaciones, constantes cambios de tono y registro, subtramas menores, y detalles que no agregan demasiado. De todas maneras, aun con estos y otros problemas, Haggis logra mantener el interés por la suerte de sus criaturas.

Lejos de la compleja estructura coral de Vidas cruzadas , Sólo 3 días propone una narración bastante más lineal, aunque Haggis mantiene la densidad dramática y el trabajo sobre las contradicciones, las ambigüedades, los dilemas morales de sus personajes. Al final de cuentas, ese es su "sello de fábrica" y, aunque estemos ante la remake de un film francés que no escribió, aquí también terminó imponiendo su marca.