¿Sólo amigos?

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Chico conoce chica

Las comedias románticas que parten del encuentro amoroso entre dos seres de distintos sexo que eran amigos tienen, desde Cuando Harry conoció a Sally… un mojón arduo de mejorar. Y ¿Sólo amigos? comparte ese encuentro, pero como sus personajes son de edades diferentes a los de aquel filme se permite un humor algo soez, y también apunta a un público más joven que el de aquella genial comedia con Billy Crystal y Meg Ryan.

Y no es que Daniel Radcliffe, que ya se sacó definitivamente la capa de Harry Potter, y Zoe Kazan (nieta de Elia) no compongan una linda parejita… de amigos que empiezan a enamorarse. Wallace conoce a Chantry en una fiesta, pegan onda y la acompaña a la casa. Antes de despedirse, ella le blanquea que tiene novio. Y él hace como que no le importa.

Como todas las comedias románticas, llega un punto en que la trama necesita tomar un giro hacia lo dramático, y la secuencia chico conoce chica/ se enamoran/ se pelean/ vuelven a estar juntos, tiene que tomar necesariamente otro aspecto, porque aquí hablamos de dos personajes que estarían parejos. Una pareja despareja.

En lo que el realizador Michael Dowse es equivalente es en darle a Wallace y Chantry momentos jocosos o emotivos. También, hace que descansen en personajes secundarios que pueden robarse, si no la película, al menos algunos momentos. Eso pasa con Adam Driver (Balada de un hombre común), aunque la “tensión” romántica no debería perderse entre los protagonistas.

Radcliffe ya ha demostrado que es un buen actor, creció y no necesita una comedia para probarlo, pero en un registro alejado al que nos tenía habituados no sólo no desentona sino que es hasta, por momentos, comprador. La adaptación de esta obra teatral al cine es clásica, por lo que la puesta en cámara aprovecha los diálogos. Ligerita pero entretenida.