Soledad

Crítica de Pedro Squillaci - La Capital

Hay caminos que son puente hacia un destino y otros que son un destino en sí mismo. María Soledad Rosas (1974-1998) hizo de su recorrido un emblema que quedó en la historia del movimiento anarquista italiano y del argentino. Agustina Macri se enamoró del libro "Amor y anarquía" de Martín Caparrós y convocó a Vera Spinetta para interpretar a esta joven de Barrio Norte porteño que le puso el cuerpo a sus ideales hasta sus últimas consecuencias. Macri, Spinetta, Caparrós y la impronta anarquista de Soledad Rosas parecen a priori demasiada información, con muchas lecturas ideológicas cruzadas, para meterse de lleno en la película. Pero el desafío es entrar en la historia sin prejuicios, como lo amerita cualquier propuesta artística. Ahí sí se podrá disfrutar de una película noble, que tiene como objetivo hacer foco en una joven que resistió los mandatos familiares y se embarcó en una aventura compleja que le resignificó su vida. Hay una historia de amor, de resistencia al poder, de luchar por lo que se quiere y también de búsqueda. "Sigo adelante, es todo un desafío, porque sé que antes o después, seré nuevamente libre" dirá Soledad. La película va llevando al espectador de a poco para meterse en el derrotero de Soledad y jerarquizar ese deseo de ser ella misma, cueste lo que cueste. La escena del final muestra el ensamble perfecto entre la protagonista y la directora. Para no dejarla pasar.