Snowden

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

“Snowden”: la apoteosis y caída de un hacker

Hotel The Mira, Hong-Kong, junio de 2013. Un hombre va a lanzar una bomba informativa que irritará a muchos gobiernos y lo convertirá en paria. Una idea lo gobierna: denunciar al mundo los excesos del espionaje norteamericano, la pérdida mundial de la privacidad, la vigilancia que EE.UU. ejerce sobre sus propios aliados. Y ese hombre sabe lo que dice, porque él mismo participó en la creación de los nuevos sistemas de espionaje.

Esta es la historia de Edward Snowden, hijo de dos servidores de su patria, y él mismo con vocación de servicio. Su físico no le permitió integrar las Special Forces, pero su habilidad para la informática lo llevó a la CIA y al corazón mismo de la National Security Agency. Terminó como contratista de gran sueldo en Hawai, en compañía de su feliz esposa. ¿Qué lo llevó a enfrentarse con sus superiores, con el país entero, perderlo todo y ser acusado de traición a la patria? Precisamente, su amor a los viejos ideales de los Padres Fundadores. Su decepción ante un presidente que prometió reducir el espionaje cibernético y en cambio lo aumentó. O un exceso de purismo y paranoia.

Oliver Stone cuenta todo esto en un biopic dinámico y bien actuado, con elementos de suspenso y denuncia, aportes documentales y didácticos (para que todos entiendan la parte informática), amén de un costado sentimental y varias conversaciones reveladoras de tono a veces cínico, o medio desaprensivo. Por ejemplo, una charla donde cuatro espías fuera del horario de trabajo, sentados alrededor de una barbacoa, comentan fugazmente el bombardeo de esa tarde contra una familia que estaba enterrando a su niño, muerto por "fuego amigo". El propio Snowden aparece al final de la película. Kieran Fitzgerald es el coguionista, apoyado en los libros de Luke Harding y Anatole Kucherena. Buen material de lectura, y buena película. Parece que todavía hay Stone para rato.