Snowden

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

El nuevo trabajo de Oliver Stone ofrece una película aburrida sobre una temática apasionante, que en manos de otro cineasta tal vez hubiera tenido un mejor tratamiento desde la ficción.
El caso de Edward Snowden es muy interesante por los dilemas morales que presenta y la manera en que el informático de la CIA expuso las operaciones ilícitas de espionaje del gobierno norteamericano.
Los documentos que divulgó en los medios de prensa básicamente denunciaron cómo los servicios de inteligencia del Tío Sam se meten en los celulares, tablets y computadoras de cualquier persona alrededor del mundo con la excusa de interceptar ataques terroristas.
Stone hizo un buen trabajo a la hora acercar a un público mainstream la complejidad de estos hechos, pero el modo en que abordó la narración atentó con el atractivo de esta propuesta.
La película es innecesariamente larga con 134 interminables minutos y el director se centra demasiado en el pasado del protagonista con escenas y situaciones que se podían haber acortado un poco.
Sobre todo porque la vida de Snowden se vuelve realmente interesante a partir del momento en que se incorpora a la CIA.
Clint Eastwood probablemente hubiera contado la misma historia en mucho menos tiempo con una narración más atractiva.
Más allá de enaltecer la imagen del personaje real, que por momentos parece un personaje de Dan Brown (El código DaVinci) el film de Stone no hace nada por ofrecer una mirada diferente sobre este caso que tuvo un tratamiento superior en el documental Citizenfour, ganador de un premio Oscar en el 2015.
Joseph Gordon Levitt se esmeró bastante en recrear los modismos y expresiones corporales de Edward Snowden, pero más allá de esas características su interpretación se limita a ser correcta y no llama a la atención.
Shailene Woodley sale mejor parada y logra destacarse finalmente en el cine con un buen personaje, donde interpreta a la novia del protagonista, quien le otorga más humanidad al informático de la CIA.
Snowden no es para nada una mala película pero carece de la fuerza que tuvieron las biografías previas de Oliver Stone y convierte a una historia importante en una propuesta intrascendente.