Sin nada que perder

Crítica de Alejandro Franco - Arlequin

- ¿Qué rayos estás viendo?
- Es la palabra de Dios en la TV. ¿No eres cristiano?
- Soy cristiano pero no estúpido. Dios habla a través de ese hombre como lo hace a través de mi perro.
- Tal vez deberías escuchar a tu perro.
- ¿No eres indio?. ¿No deberías quemar salvia y bailar alrededor de la cama gritando como si te hubiera picado algo?
- Soy católico.
- Prefiero que me claves una lanza antes de ver esto. ¡Ese hijo de perra no reconocería a Dios, aún cuando se le trepara por el pantalón y le mordiera la punta del pene!.

Humor negro. Violencia contenida que, cuando explota, no para. Un pasaje desolado y una historia de sacrificio personal que exige la sangre. En muchos aspectos Hell or High Water (que podría castellanizarse como "Aunque Llueva o Truene", una condición que debe cumplirse a toda costa y que se refiere elípticamente a la hipoteca que pende sobre la dupla de protagonistas del filme) es un filme de los hermanos Coen, aún cuando ellos no figuren en el sillón del director o en la firma del script. La presencia de Jeff Bridges refuerza la idea: aquí Bridges regurgita otro de esos maravillosos vaqueros cínicos que hace con tanta habilidad y que parecen ser su marca registrada. Pero Bridges va a la cola de la dupla principal - Ben Foster y Chris Pine -, los cuales parecen ir robando a tontas y locas a un montón de sucursales del mismo banco. ¿O acaso no todo es tan delirante y arrebatado como parece, y existe un auténtico plan detrás de todo esto?.

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Hell or High Water contiene también una sarta de ponzoñosos dardos lanzados contra la industria del petróleo y la corporación bancaria norteamericana. La primera, por ser voraz y haber clavado sus colmillos en Iraq, relamiéndose con el barato petróleo extranjero y dejando a miles de texanos varados sin trabajo. La segunda, por haberse abalanzado sobre dichos desocupados, exigiendo la ejecución de préstamos e hipotecas, tragando propiedades y empobreciendo aún mas el paupérrimo escenario. Como dice el personaje de Gil Birmigham en un momento: "mis antepasados eran dueños de todo esto hace 150 años, y un día vino el hombre blanco y se lo arrebató. Y lo mas gracioso es que, después, los bancos llegaron y se apoderaron de todo, dejando a los blancos en la misma posición que mis ancestros.". Es dicho escenario lo que impulsa a los hermanos Howard a tomar cartas en el asunto: la matriarca de la familia ha fallecido, sólo les queda la hacienda y el temible banco que tiene la hipoteca está a punto de ejecutarla. Toby es un tranquilo hombre de familia, otro desocupado mas que carece de recursos para salvar la propiedad. Así que trama un plan salvaje - robar bancos y juntar el dinero para pagar la deuda en menos de una semana - y suma al demente de su hermano (un desquiciado ladrón de bancos que ha pasado la mitad de su vida en la cárcel) para ejecutarlo. Pero hay un motivo mas oculto para todo esto: dejar todo a los hijos de Toby - saneado financieramente, protegido por un fideicomiso hasta los 18 años - para que ellos sí puedan salir de la pobreza que ha acosado a los Howard desde hace varias generaciones. En el fondo la oveja negra y el padre desesperado han urdido un plan demente con nobles intenciones: no queda nada para ellos, mas que la adrenalina de la acción y la urgencia de hilar todo antes que los atrape (o los mate) la policía.

Las perfomances son notables, no sólo de tipos de calibre reconocido como Ben Foster o Jeff Bridges sino también de un reprimido Chris Pine, el que parece un perro apaleado de aspecto inocente hasta que hace explosión la violencia que lleva en los genes. El tipo demuestra que sabe actuar y que está a la altura de los grandes.

Hell or High Water es un filme de combustión lenta, donde importan mas los caracteres que la acción. Mientras que Ben Foster es salvaje e impulsivo, Chris Pine es más contenido y cerebral, y termina siendo la figura oculta de la historia. El es el verdadero villano (si se le puede aplicar el termino; en todo caso es un individuo aplicando metodos amorales para cometer un fin noble aunque personal) a quien persigue Jeff Bridges, el cual se deleita sacándole la piel a su compañero mestizo con toneladas de chistes racistas. Pero Bridges no es un monigote; es un tipo mucho mas inteligente de lo que su efervescencia verbal deja trasuntar.

Hell or High Water es un gran filme. Dirigido por el responsable de Perfect Sense, escrita por el autor de Sicario, es una película sin desperdicio, y brilla por su substancia, aún cuando su final tenga algún que otro detalle que te deje que desear.