Si fueras yo

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Ya saben, sólo mirando el afiche promocional de “The change-up”, que es otro exponente de la Nueva Comedia Americana. Género en auge furioso globalmente (“The hangover 2” –exponente clásico en su segunda entrega -destruyó la taquilla y lo consagró como el de mayor rentabilidad del sistema) línea mimada de la industria por su barato costo de producción, posee seguidores y detractores en igual medida. Es, seguramente, una cuestión de gusto personal. Busquen en notas anteriores cómo abordamos y ejemplificamos los paradigmas de este tipo de productos (la nombrada “Qué paso ayer 2”: “Hall Pass”, “Bad teacher”, “Bridemaids”, etc) y entenderán sus cánones y formato con claridad. Comedias agresivas desde lo visual, escatológicas, poblados de sujetos de mediana edad (30/ 40 generalmente) frustrados económica o amorosamente que son empujados a vivir una aventura (o desafío) para el que no están preparados. Por ahí va la cosa.
Ahora si, dicho esto, podemos comenzar a desgranar “The change-up”. Su director, hombre del palo, es David Dobkin, quien viene de una carrera irregular y su mayor hit fue “Wedding crashers”, nada demasiado auspicioso, aunque ha metido mano en varias comedias emblemáticas de este tipo en otros roles. En el cast, Ryan Reynolds... del que este año no hay buenos antecedentes. De “Green Lantern” para acá, el hombre bajó mucho su reputación (que desde "Buried" venía en alza). Nada prometía mucho. Pero fuimos. Y el cine es como la vida, a veces, cuando nada parece sorprenderte, lo hace.

Nos reímos mucho y la pasamos bien. Tanto, que estamos tentados de decirles que es la mejor del año en este rubro (NCA)…

“Si fuera yo” es una comedia de cambio de roles. Hay muchas que el cable repite, pero la que más me gusta es “Freaky Friday” (la debo nombrar porque es la favorita de mi familia, lejos), la estructura, en todas, es bastante lineal. A saber, dos desean estar en la piel del otro (porque creen que su vida apesta), el cambio se produce, tienen que enfrentar rutinas opuestas a lo que siempre hacen, valoran la experiencia, aprenden, y pasado un tiempo, regresan a su viejo envase corporal. Así funcionan. Esta, no es la excepción.

Dave (Jason Bateman) es un prestigioso abogado de una gran firma. Vive en una casa preciosa, tiene una mujer bellísima y tres hermosos hijos. Es un workaholic. Y a pesar de que le va muy bien, es un sujeto insatisfecho: su vida es bastante exigente. Su mejor amigo, Mitch (Reynolds), es, todo lo contrario. Es actor porno, no tiene pareja estable, vive en un departamento mugroso y desordenado y el tiempo le sobra para hacer lo que quiere, eso si: todo el mundo le reclama que nunca termina nada, cosa absolutamente cierta. Cierto día, estos dos amigos (que se ven poco, pero se quieren mucho) van a ver un partido de béisbol a un bar y beben demasiado, al salir, buscan descargar la enorme cantidad de cerveza que bebieron y lo hacen en una fuente que está enfrente del mismo. Mientras viven ese momento de relax, al unísono (luego de contarse las frustraciones de su vida diaria), gritan un pedido de auxilio: quieren ser el otro.
A la mañana siguiente, el hecho se transforma en cruda realidad.
Hay que decir que el desarrollo de la acción es bastante lineal, sí. Lo rico es cómo se la aborda. Dave es un típico hombre casado que al ser padre de familia tiene que ocuparse de muchas cosas que son complicadas de resolver (cambiar a los bebés a las 3 de la mañana, soportar el malhumor y los reclamos de su esposa, dar el 120% en su trabajo para poder pagar la hipoteca de la casa y sostener el nivel de vida, etc…) por lo que cuando ocupe el cuerpo de Mitch, su universo desaparecerá y deberá enfrentar la vida, desde otro lugar. Por su parte, este último es un inmaduro que nunca se tomó nada demasiado en serio y tendrá que hacerse cargo de la pesada rutina de una abogado exitoso y reconocido, sin tener la más pálida idea de cómo hacerlo.

La película tiene mucha acidez (la visión del guión sobre los dos mundos en los que ámbos están inmersos es muy rica), algunos desnudos en tono humorístico, muchos gags fuertes desde lo visual (no aptos para estómagos sensibles) y un ritmo trepidante. “The change-up” posee además, un atributo interesante, no se queda en la superficialidad del cambio en sí, sino que descompone la psicología de sus personajes y los presenta, humanos, queribles y seres plásticos al aprendizaje. Estao dispara la conexión con el público, logrando una empatía total con la película. Claro, se logra con un sólido trabajo de los protagonistas, quienes representan con soltura, dos roles distintos a los que nos tienen acostumbrados (sus registros terminan siendo opuestos, de playboy a hombre respetable y viceversa) y lo hacen bien.

Hay mucha química en el cast con un gran trabajo de las dos secundarias de peso en la historia, las bellísimas Leslie Mann (la esposa de uno de los directores top de la NCA, Judd Apatow!!) y Olivia Wilde (a quien viéramos hace poco en “Cowboys & Aliens”) quienes le aportan el toque justo de romance que la historia necesita. Ni mucho, ni poco. La cantidad exacta.
Seguramente si están casados, o viven con alguien, “Si fuera yo”, les va a encantar. El film es un derrotero de lugares comunes que desde afuera se ven como felices pero que no parecen serlo cuando uno es protagonista central desde dentro de la historia. Si son solteros, es una buena oportunidad para explorar el mundo del matrimonio y celebrar la libertad en su máxima expresión.
Divertida, cálida y con buen tempo. Una comedia muy interesante, probablemente, la mejor de este tipo en este año en curso. Distinguida y crédito abierto para Dobkin y nuestro amigo Reynolds, enhorabuena.