Séptimo

Crítica de Nicolás Viademonte - Función Agotada

Búsqueda implacable

Sebastián arranca la mañana de uno de los días más importantes de su carrera profesional, que consiste en llevar adelante la representación del caso más resonante de la actualidad mediática. Antes de inmiscuirse en tamaña responsabilidad discute con su ex mujer por no firmar los papeles del divorcio y se dispone a llevar a sus hijos al colegio, aunque en medio de un inocente juego los chicos desaparecen. No hay rastro de ellos. Su padre los dejó bajar corriendo desde el séptimo piso donde se ubica su departamento Y el encargado no los vio salir del edificio. ¿Qué pasó con ellos? Eso es lo que cuenta Séptimo, la última película protagonizada por Ricardo Darín.
Con el mencionado Darín, Belén Rueda, Osvaldo Santoro y Luis Ziembrowski, el director Patxi Amezcua arma un interesante póker de figuras que sirve como base sólida para poner la fibra necesaria para contar cualquier historia. Por otro lado el realizador catalán delimita en el edificio el escenario donde transcurre el film. Si bien hay escenas donde la acción se muda a otras zonas de exteriores, la parte más significativa ocurre en el lugar del hecho. La elección del espacio es inmejorable. La sensación de incertidumbre sobre el paradero de los chicos sirve para comenzar a jugar con la película y para develar su posible ubicación. ¿Salieron del edificio y el encargado está involucrado? ¿Los habrá raptado el vecino pedófilo? ¿Habrá algún vecino vengándose contra Sebastián por alguna escaramuza del pasado? ¿Su trabajo tiene algo que ver? Todas esas hipótesis, y quizás algunas más, se nos irán ocurriendo a medida que avanza su metraje y Séptimo nos contará la resolución de la situación, pero lamentablemente no de manera concisa y solvente.
Si bien más arriba comenté la gran elección sobre el espacio en dónde se desarrolla la historia, hay en Amezcua una falencia importante. El director no se encarga de dimensionar la estructura del mismo ni los habitantes que viven allí en ningún pasaje. Entonces al momento donde todas las cartas deben repartirse para comenzar a jugar, se queda con algunas cartas en su poder para sacarlas mágicamente al momento de ser necesarias. Esto no es grave, debido a que no se presentan grandes sorpresas, pero si deja muy endeble a la narración. Todo está a la vista en este thriller, pero sí hubiese estado acertado realizar un punto de partida más explícito y detallado sobre el espacio para no dejar tantos agujeros narrativos. Llegando hacia el final se puede sentir en Amezcua una especie de apuro para cerrar el film. Sólo queda claro la intervención activa de algunos personajes en la desaparición pero deja varios cabos sin atar para terminar en una resolución incompleta desde varios puntos de vista que no se pueden mencionar para no arruinar la experiencia de su visionado.
La guitarra "morriconesca", las actuaciones del elenco secundario y el vértigo de los minutos finales, aunque resulte impostado por un plazo horario que nunca termina de importar demasiado, son algunos de los elementos que tiene a favor la película. Ricardo Darín como Liam Neeson en Búsqueda Implacable (pero sin peleas y tiros) en el rol de padre alterado ante la desaparición de sus hijos es sin dudas el motor que fuerza la máquina para que las falencias argumentales pasen más desapercibidas, sin embargo la suerte de Séptimo ya está echada. Efectivamente su visionado no resulta una mala experiencia pero si se terminará por encontrar en ésta un producto olvidable.