Sentimientos que curan

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Gracias a Mark Ruffalo se acepta hasta lo increíble

Esto sí que es un canto a la vida, al amor y la amistad y todo elogio que se le parezca, al punto de que, al final, la directora y guionista Maya Forbes casi logra convencer al público de que la vida es bella, incluso para aquellos que padecen trastornos mentales bipolares (antes denominados "maníacos-depresivos"). Incluso, algo que "Sentimientos que curan" deja claro es que si la vida es bella, incluso puede ser mejor para dos nenas, si su madre "normal" las deja a cargo de su padre maníaco depresivo, bipolar, o lo que sea, siempre que sea un chiflado tan encantador como Mark Ruffalo.

Basada en experiencias autobiográficas de su directora y guionista, el guión cuenta cómo Zoe Saldana se enamora de Ruffalo, y aun sabiendo de su condición mental, que entre otras cosas implica no poder conseguir un trabajo estable, decide casarse con él y tener dos hijas. Lógicamente, en algún momento su marido sufre una crisis, lo internan, la pareja se separa, y luego el padre hace todo lo posible para ver a sus nenas lo más que pueda. Pero por problemas económicos que, por ejemplo, le impiden mandar a sus hijas a un colegio privado, la madre decide terminar una carrera dejándolas a cargo de su padre un año y medio.

Con un guión que deja muchas preguntas en el aire a las situaciones que plantea, y que se esfuerza todo el tiempo para rematar todo momento oscuro con una solución luminosa y feliz, "Sentimientos que curan" tal vez no sea convincente del todo, pero en la práctica funciona bien y es bastante divertida. Obviamente, todo el peso lo sostiene Mark Ruffalo, tan talentoso como para salir bien de escenas que lo obligan a sobreactuar un poco más de lo necesario. Son cosas de estos cantos a la bipolaridad.