Scott Pilgrim vs. los siete ex de la chica de sus sueños

Crítica de Cristian A. Mangini - Fancinema

¡Wowwwwww! Cómo resumir Scott Pilgrim vs. The World en apenas unas líneas. Imposible. Son tantas las capas referencia, los distintos niveles de lenguaje visual y oral sobre los que trabaja Wright, que el film se merece no una crítica sino un ensayo. Ya saben, adaptación de una historieta de culto, con el adolescente del momento Michael Cera en el rol de Scott Pilgrim, quien tiene que pelear contra los siete ex de una chica que le gusta mucho. Vale la pena verla en el marco del Festival no sólo porque es una maravilla, sino porque además no tendrá estreno comercial en el país: en los EE.UU. le fue muy mal y eso tiró para atrás sus posibilidades de estreno en otro país. Una pena y otra demostración de que el público se equivoca: Scott Pilgrim vs. The World es sumamente creativa, divertida, original, es una bola de estímulos que nunca agota porque los diálogos se mantienen allá arriba y las actuaciones entienden el juego. Elevación ya mismo al lugar de genio para Edgar Wright, quien luego de Muertos de risa, Hot fuzz y esta se va acercando a la perfección absoluta. Scott Pilgrim… no huele a espíritu adolescente, huele a sudor de pendejo encendido. Fabulosa.

Sonará comercial, “mainstream”, “cool”, tendrá mucho “Hype”, pero no pierdan el foco: es una comedia romántica donde sobra talento y ritmo, y merece ser vista ahora o en cualquier otro momento del año. La película, basada en el cómic Scott Pilgrim es una gran película absolutamente contemporánea. Rescata la inmediatez y se transforma en un relato genuinamente actual donde hay declaraciones de amor porque es una enorme comedia romántica, pero no sólo eso: Scott Pilgrim es una declaración de amor a los videojuegos y a la nueva cultura de Internet, incorporando su lenguaje en lugar de singularizándolo o reflexionando sobre el mismo. Desde lo formal mantiene un vértigo visual que recuerda al hipertexto, al anime, a las sitcom y al cómic con una superficialidad y una naturalidad que hace que esta sea una película generacional imprescindible. Además, el ritmo rockero que habla de la escena independiente de la música norteamericana mantiene una banda sonora impecable, y el ritmo “up-tempo” que sostiene la película entre gags visuales y diálogos es frenético y caótico. Pero saludablemente caótico. Por si fuera poco, también es una película sobre asumir los miedos y el pasado para poder mirar el futuro, diciéndolo de una manera ejemplar, sutil, natural. Cristian Ariel Mangini / 9 puntos
Somewhere, en algún lugar del corazón, de Sofía Coppola / 7 puntos La última película de Sofía Coppola es un ejercicio irregular, donde la herramienta que mejor la define es el uso de los tiempos psicológicos con los que se sucede la trama. El Jhonny Marco de un más que aceptable Stephen Dorff vive entre la fama, mujeres, drogas y alcohol, en un mundo que funciona por inercia. A saber: en la película se presenta como algo inevitable donde se concatena una cosa con la otra debido a que se trata de un actor famoso que debe aceptar una forma de vida. Lo del “deber” parte más del punto de vista de la directora y cierta indulgencia autobiográfica que se traslada al personaje de Elle Fanning, Cleo Marco. Es allí donde reside el corazón del film. La joven actriz sostiene con naturalidad los planos más largos, donde se aprecian los momentos en que padre e hija se encuentran a pesar de estar en mundos completamente apartados y aquí está la clave de la película: se nos presenta al mundo de Jhonny como un mundo vertiginoso y superficial hasta que su relación con Cleo le permite observar a su alrededor lo que está sucediendo, lejos de la fama que lo rodea y apreciando actos más cotidianos. Sí, suena a cliché, pero no está mal contado y cuenta con grandes actuaciones, a pesar de que se puede cuestionar la falta de profundidad con la que se describe un entorno que parece más una alegoría que una realidad.