Rompecabezas

Crítica de Adolfo C. Martinez - La Nación

Un hobby que se convierte en pasión

Natalia Smirnoff sorprende con su ópera prima

A los 50 años María del Carmen ve transitar su matrimonio con total apatía. Sus hijos han crecido, su rol de esposa recorre una diaria monotonía y su etapa de madre protectora va concluyendo. ¿Qué le queda para el resto de su vida? Esta pregunta la perturba hasta que un fortuito regalo la acerca a una realidad desconocida: los certámenes de armado de rompecabezas. Primero lo toma como un simple hobby, pero muy pronto se convierte en una obsesión. Así conoce a Roberto, un millonario que desea competir en el torneo mundial de rompecabezas de Alemania y la incita a participar.

Ama de casa de familia de clase media, todo esto representa para ella un nuevo mundo difícil de sobrellevar. A escondidas de su familia, concurre casi diariamente a la casa de Roberto para entrenar, y este acercamiento se convertirá en una inesperada pasión romántica. El, con sus exquisitos modales, la hace sentir deseada y casi indispensable, mientras ella debe urdir una serie de mentiras frente a su esposo y sus hijos.

La directora Natalia Smirnoff logra con éste, su primer largometraje, inscribirse entre las más prometedoras realizadoras de la cinematografía local. A través de un guión que no necesitó de falsos intelectualismos para conmover, la realizadora muestra cómo las distintas piezas de un rompecabezas pueden armar las figuras humanas.

Qué camino tomará la protagonista es la pregunta central de esta película que tuvo en María Onetto a una excelente actriz para un personaje de nada fácil composición y al que ella supo darle la más pura y necesaria ternura. Gabriel Goity y Arturo Goetz apoyan con indudable calidad a este film que habla al corazón desde sus más ínfimas preguntas.