Ritual sangriento

Crítica de Jonathan Plaza - Función Agotada

Suspenso antropológico

Ritual Sangriento (We Are What We Are) de Jim Mickle es una remake de un film mexicano del 2010 llamado Somos lo que Hay (que aclaro no ví, pero que deseo ver pronto). La cinta cuenta con elementos góticos dentro de un ambiente sureño. Si es necesaria una referencia, puedo decir que a pesar de sus diferencias me recordó mucho a Frailty, gran película del 2001.

El film narra la decadencia de una familia que practica una tradición ancestral bastante macabra. Es interesante el tratamiento en el ritmo interno de cada cuadro como también el pulso que éste toma en relación a los planos subsiguientes. El trabajo de montaje le da mucha contundencia a la creación de los ambientes y sumándose a una impecable fotografía logran crear una sensación de atemporalidad elogiable. El terror que suele buscarse en las locaciones en las obras que coquetean con referencias góticas (castillos, casas antiguas, etc.) es transferido al núcleo familiar como espacio fílmico. Poco se sabe sobre las distribuciones de la casa en donde se narran los sucesos, tampoco del pueblo o los campos aledaños. La construcción espacial se traslada al espacio formado por las distancias de cada integrante de la familia entre sí y respecto a una ausencia que será la que obligue a reelaborar el “Rito” para no perderlo.

Ritual Sangriento usa el suspenso para proponer un interesante acercamiento a la construcción mítica y el desarrollo de la praxis ritual.

La película habla sobre el establecimiento de un hecho, tan singular y potente en el linaje familiar, que fue mitificado por posteriores generaciones. Como toda construcción mítica el hecho debe ritualizarse para mantener su carácter dinámico y sobrevivir. Parte de la naturaleza del Rito es mutar alejándose inevitablemente del hecho histórico que le dio origen. Estas transformaciones son las que lo ponen constantemente en crisis y estas crisis a su vez son las que le permiten sobrevivir al paso del tiempo. La película recurre a las acciones de los personajes externos a la familia tanto como sea necesario para la construcción clásica del suspenso; sin embargo, la narración busca resguardo sistemáticamente en ese núcleo hermético que forman los Parker y en esa lluvia que lejos de venir a purificar pone en evidencia la necesidad de renovar una práctica ya agotada.

En el final será necesario establecer un nuevo hecho (aún más potente y simbólico) que será a su vez mitificado y nuevamente ritualizado asegurando la conservación de la tradición. Ritual Sangriento no podría haberse estrenado en una fecha más acorde dadas sus características.

El film constituye una grata sorpresa por la excelente utilización de los recursos expresivos al servicio de un argumento intenso.