Rigoletto en apuros

Crítica de Laura Osti - El Litoral

Encantadora comedia clásica de tono humanista

Y un buen día Dustin Hoffman debutó como director de cine y se llevó el aplauso del público, encantado con su sencilla y conmovedora primera película: “Rigoletto en apuros”.

El veterano actor, mimado de Hollywood, a los 75 años de edad, da un giro a su carrera, que no pretende ser ni un paso audaz ni un golpe de efecto. “Rigoletto en apuros” es una muestra de sensibilidad y buen gusto, a la manera clásica.

Para este desafío, se asocia con un guionista de probada experiencia, Ronald Harwood (“El amor en los tiempos del cólera”, “La escafandra y la mariposa”, “Oliver Twist”, “Conociendo a Julia”, “El pianista”, “El vestidor”) y se traslada a Gran Bretaña, para narrar la historia de un grupo de artistas de la música y la lírica, ya retirados, recluidos en una distinguida y exclusiva residencia para ancianos.

El guión se basa en una obra teatral del propio Harwood, quien, siendo sudafricano de origen, comenzó su carrera estudiando teatro en Londres. De modo que esta versión de “El cuarteto” (título original de la obra) reúne a dos firmas fuertes del ambiente que a su vez convocan a un elenco de extraordinarios actores, veteranos de enorme experiencia, que en el crepúsculo de sus vidas y ya resignados a hacer generalmente papeles secundarios, se dan el lujo de participar en un film que un poco habla de ellos.

El relato muestra el ocaso de figuras importantes del escenario musical británico, sin familia y sin hogar, quienes gracias a la ayuda estatal, tienen un lugar donde pasar los últimos años de su vida, en un ambiente digno y con asistencia médica permanente.

La Residencia Beecham es una enorme y señorial casona, con cómodas habitaciones y un gran jardín, donde los ancianos llevan una vida tranquila y pueden también seguir practicando sus especialidades musicales y hasta dar clases a alumnos jóvenes que cada tanto los visitan.

Pero sucede que la institución se enfrenta a problemas económicos y a los residentes se les ocurre realizar una función de gala para recaudar fondos.

En esos menesteres están, cuando llega una nueva integrante, cuya presencia genera reacciones diversas, pero a nadie deja indiferente.

Se trata de la diva Jean Horton (Maggie Smith), quien en su juventud integró un famoso cuarteto con Cissy (Pauline Collins), Wilf Bond (Billy Connolly) y su primer marido, Reg (Tom Courtenay), con quien no se habla desde hace muchísimos años. Resulta que todos están en la Residencia Beecham y el reencuentro dispara una serie de emociones y situaciones contradictorias.

Digno y bello

La entrañable relación de amistad entre estos personajes es el núcleo narrativo de “Rigoletto en apuros”, pero la película abunda en situaciones que se detienen en pequeños detalles de la vida en común de los ancianos, detalles que no eluden los aspectos dolorosos de la vejez pero que van acompañados de humor, afecto, ironía y una discreta irreverencia. Un tono narrativo y un clima intimista que se consigue gracias a la profesionalidad de todos los integrantes del elenco y a la mano confiable del director. Quienes se ganan el corazón del público, rendido a los encantos de estos adorables ancianos, que ponen su talento al servicio de un digno y bello entretenimiento.