Ricardo Bär

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

¿Qué es un documental? ¿Qué lo diferencia de una ficción o una ficcionalización? No sabemos si estos eran los planteos originarios de este trabajo de Nele Wohlatz y Gerardo Naumann; pero el resultado final los evidencia. Ricardo es un joven misionero, perteneciente a una comunidad cerrada, que mantiene a la religión como su epicentro.
Es hijo e chacareros y parece que su destino indefectiblemente será ese. Pero él quiere dedicar su vida a la religión con la que se creó, es seminarista de la Iglesia Bautista.
Si uno sólo ve la primer capa, podríamos decir que es esto lo que los directores fueron a filmar, tomara l joven como botón de muestra, mostrar la vida en comunidad, la influencia de la religión, la necesidad de romper un esquema de destino tradicional, y quizás ver cómo se interactúa con el afuera. Pero Wohlatz y Naumann deciden de primera plana ubicarse dentro de su película, otorgarse un lugar fundamental. En un principio como una voz en off guiadora y explicativa de lo que vemos, algo regular en varios documentales.
Pero también, no sabemos si porque se vieron desbordados o porque realmente lo buscaron, exponen la cocina de creación, una suerte de detrás de escena, o de cómo se consiguió filmar lo que se ve. Ricardo no está muy convencido de participar en la filmación, pero si lo hace tendrá la oportunidad de una beca para ir a estudiar a Buenos Aires.
Menos convencidos aún están el resto de los habitantes, que no los aceptan y los miran como extraños; y ahí veremos como el dúo intenta convencer a las personas de entrar, dejarse filmar. Esto queda mucho más expuesto en la relación con la familia de Ricardo, con la cul deberán realizar un trabajo compensatorio por la cantidad de tiempo que le ocupará al joven actuar, sí, actuar.
Ricardo Bär habla de asumirse a sí mismo y en esa búsqueda romper el molda, reconocerse a sí mismo como lo que uno es. Pero esa autoconciencia entra también en este film al que cuesta encasillarlo completamente como un documental, aunque definitivamente no es un ficción. Se habla de guión, de actuación, de lo que tienen que decir o hacer frente a la cámara. Sí, muy probablemente, todos o l gran mayoría de los documentales mantengan esta estructura de organización, pero Ricardo Bär decide exponerla y darle un lugar preponderante.
En este sentido, lo que se ve es una mezcla, una pulsión entre dos factores que hace que ambas puntas pierdan fuerza. Por momentos pensamos si no se decidió cambiar el foco de atención porque lo que se estaba consiguiendo no tenía la suficiente profundidad; en todo caso, la decisión tomada, sólo evidenció más la problemática. Frente al espectador traspasa algo que no sabemos si es lo que fue a buscar – con la consiguiente pérdida de interés –, simplemente porque no sabemos si es lo que los directores fueron a buscar.