Reina animal

Crítica de Maximiliano Curcio - Revista Cultural Siete Artes

Moroco Colman es un cineasta que nunca busca será ser complaciente y elegirá correr riesgos artísticos. Luego del suceso obtenido con un sólido film de denuncia como “La Noche Más Oscura”, regresa a la gran pantalla en compañía de Sofia Castells, productora socia y guionista, pieza clave de un proyecto que busca pronunciarse acerca del maltrato animal. El experimentado realizador utiliza el instrumento audiovisual y potencia al lenguaje como herramienta para abrir un debate al que nos invita a participar, de forma indirecta y en absoluto panfletaria. Con inteligencia, Colman sabe cómo abordar a su audiencia sin predisponer su mensaje ninguna clase de maniqueísmo. Genéricamente, el film protagonizado por Sofía Gala Castiglione se en enmarca en el canon de un thriller nocturno, optando por una narrativa que encuentra en el instinto de supervivencia y en lo marginal de la condición de sus personajes una potencia plástica suficiente. Filmado en Córdoba, durante los últimos tramos de la pandemia, “Reina Animal” fue rodada con protocolo de sustentabilidad, hecho inédito en Argentina y aspecto a destacar, con el fin de concientizar respecto a la creciente contaminación ambiental. Sus locaciones poseen la impronta urbanística particular que brinda la zona del Mercado Norte y su decena de manzanas en derredor. A los fines ficcionales, el barrio se convierte en un submundo solitario, desolado y violento, aislado de toda geografía circundante. Presentada en la última edición de BAFICI y luego estrenada en el cine Lorca, en los espacios Gaumont y en Multiplex, el largometraje se encuentra pronto a comenzar su tránsito en recorrido de festivales internacionales.