Reality

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Ossessione (todo por un sueño)

Luego del éxito mundial con Gomorra (2008), aquel demoledor retrato del universo de la camorra, el talentoso director italiano Matteo Garrone regresó a Nápoles, pero esta vez con una propuesta muy distinta.

Reality es una mirada ácida, crítica y contundente -pero nunca obvia y facilista- sobre la fascinación (la obsesión) que genera Grande Fratello (versión local de Gran Hermano) en el seno de una típica familia ampliada de la zona, que vive junta en un conventillo, y -más precisamente- en Luciano, un vendedor de pescado que, luego de conocer a un hombre que ha sido finalista del reality show, hace una prueba y queda preseleccionado. La ilusión devenida ansiedad por saber si en definitiva formará parte o no del popular programa televisivo empieza a carcomerlo y lo llevará a padecer situaciones extremas.

Garrone combina un tono propio de la clásica comedia neorrealista con climas más propios de la fábula fantástica a-la-Fellini (pero mejor que Paolo Sorrentino) para describir el viaje interior y exterior del protagonista y cómo ese hecho va modificando su personalidad y las relaciones con su esposa, sus familiares, los vecinos y sus clientes.

Quizás algo menos lograda que esas joyas que fueron L’imbalsamatore y Gomorra, Reality trabaja sobre un tema ya bastante transitado por el cine italiano de los últimos tiempos (de frivolidad e hipocresía berlusconianos) como el deslumbramiento por la fama, el éxito y las celebridades, aunque crece cuando se sumerge en las contradicciones íntimas del antihéroe, interpretado por Aniello Arena, actor aficionado que comenzó a hacer teatro en la cárcel de Volterra en la que está encerrado desde hace casi 20 años. Una verdadera revelación.