Rápidos y furiosos 5

Crítica de Pedro Squillaci - La Capital

El vértigo estereotipado

Tómala o déjala. "Rápidos y furiosos 5" es de esas películas que apuntan a un sólo tipo de público, al que les encantan las de acción, las de tiros, las de forzudos que hacen piruetas, las que tienen un vértigo similar a un videoclip de MTV de una banda tipo Limp Bizkit, las de ágiles vengadores que se suben a los techos de los autos para matar al enemigo con escopetas enormes. Eso, eso es "Rápidos y furiososo 5", plagada de estereotipos del villano y el héroe, como cantidad de películas estadounidenses. Lo especial, se podría decir, es que la historia transcurre en Río de Janeiro, por lo que muchos sentirán una suerte de proximidad con el clima hostil de las favelas, aunque jamás el director Justin Lin las podría pintar con la crudeza con que lo hizo Fernando Meirelles en "Ciudad de Dios". Así y todo, hay largas colas para ver la película, y dejará chochos a los fanáticos de la saga.