Rápidos y furiosos 5

Crítica de Leonardo M. D’Espósito - Revista Noticias

Cuesta hacer una crítica real de una película como “Rápido y furioso 5”. En primer lugar, porque el film no apuesta a los conflictos, a la historia en el sentido más tradicional, sino a utilizarla como un principio que permita hilvanar de alguna manera coherente secuencias de acción a altísima –y virtual– velocidad. La trama reencuentra al ex policía interpretado por Paul Walker y al corredor ilegal –en más de un sentido– que juega Vin Diesel, perseguidos por mafiosos en Río de Janeiro y, al mismo tiempo, por un agente federal –otro representante de las piñas, Dwayne “The Rock” Johnson–. Importa menos esto que los autos, las carreras, las trompadas y los tiros. De hecho, la velocidad y las escenas de acción nos recuerdan qué nos importa realmente en una película: cuando un cuerpo corre peligro real –sea “de los buenos” o “de los malos”– nos angustiamos, colocamos en tensión todo el cuerpo y tememos. Después festejamos o sufrimos de acuerdo con el lado moral en que esté el personaje, pero lo que nos importa es, justamente, el personaje. Y, de hecho, tampoco importa demasiado la historia de ese personaje, sino simplemente el hecho de que corra un peligro y lo sortee o no. Algún día llegará un cineasta que directamente nos cuente todo esto sin diálogos ni vueltas de tuerca: mientras tanto, “Rápido...” es de los buenos films, realmente cinematográficos.