Rápidos y furiosos 5

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Rápidos, furiosos, sin control y entretenidos

Esta es la mejor de todas las «Rápido y furioso», no sólo porque el cambio de escenario en Rio de Janeiro ayuda mucho, sino básicamente porque no es una película de picadas entre delincuentes, sino una película sobre un robo imposible.

La trama presenta al rey de las picadas, Vin Diesel, y el policía infiltrado, Paul Walker, ahora ya convertido en criminal fugitivo, escapando a Rio, donde inmediatamente se ponen a robar autos de alta gama. La escena de este atraco en un tren no sólo es un delirio que ya sirve para ver la acción demente y vertiginosa que propine el director Justin Lin sino qe detona el resto del argumento. Engañados por un jefe narco, y acusados de la muerte de varios agentes de la DEA, los héroes deciden enfrentar al gangster carioca pegádole en donde más le duelo, su dinero. El problema es que los 100 millones de dólares del narco se encuentran depositados en la caja fuerte ultramoderna de una comisaría, ya que según esta película el 90 por ciento de los policías de Rio son corruptos, lo que tal vez no haya dejado muy confomes a las autoridades brasileñas, pero a los efectos de hacer el film mucho más entretenido, funciona de maravillas.

Dado que los cariocas están vendidos, el guión introduce a un policía implacable, nada menos que Dwayne «The Rock» Johnson haciendo un papel mucho más violento de los que acostumbra, ya que en una escena cualquiera se puede liquidar media docena de narcos de la favela sin pestañear.

Teniendo en cuenta la violencia real que hay en las favelas de Rio, según se ve en los noticieros de televisión, se podía imaginar que el director Justin Lin podría poner todo su despliegue de imaginación para hacer que todo explote en este «Rápido y Furioso» brasileño. Pero las fantasías más audaces del espectador se quedan cortas con la super acción sin paz ni pausa que ofrece esta «Fast 5», corta en picadas pero riquísima en tiroteos, explosiones y sobre todo persecusiones desquiciadas con patrulleros, llegando a un climax, obviamente el robo final, donde la caja fuerte juega un papel único y realmente sorprendente dada su participación en una de las escenas de choques más demente de la historia del cine.

No por ser totalmente inverosímil, este film deja de ser divertidísimo, y ningún fan del cine de super acción debería perdérselo.