Rabo de peixe

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

Pescadores de ilusiones

El portugués Joaquim Pinto hace del documental un espacio en el que comparte su intimidad como parte de un proceso y una experiencia que puede transmitir al espectador, valiéndose del lenguaje cinematográfico.
En ese azar de decisiones choca siempre con la realidad más palpable –algo completamente perceptible en su obra ¿Y ahora qué?- y es así como en Rabo de peixe encuentra historias de pescadores, modos de vida y un retrato cabal que, durante 1999 y 2001, fue construyendo para comprender los avances del mal llamado “progreso”.
La pesca artesanal en peligro de extinción por el cambio a la pesca industrial, que deja consecuencias nefastas en el ecosistema marino, es el puntal de esta interesante travesía personal de Pinto junto a su mano derecha Nuno Leonel. También, filmar en el mar, acompañar la actividad de un grupo de pescadores, en la extracción del pez espada, sin necesidad de imposturas a cámara y con enorme transparencia para captar desde la imagen sin editar fragmentos de verdad, sueños postergados o una incerteza con cara al futuro, en la que el propio Joaquim Pinto se atreve a reflexionar sobre su propia intervención dentro de esta postal, melancólica, tierna, pero a la vez preocupante.