¿Qué pasó ayer? Parte 2

Crítica de Santiago García - Tiempo Argentino

Igual que la primera, pero mala

Subida al éxito de taquilla de la versión original, llega esta especie de secuela que tiene todo lo de la anterior menos la gracia. Un débil guión con chistes repetidos y obvios, interpretaciones sobreactuadas y notoria baja de calidad.

Hay películas que parecen destinadas a tener segundas partes y hay otras que claramente no deberían ni intentar tenerlas. The Hangover (“La resaca” sería su traducción real) se estrenó en el año 2009 con el título de ¿Qué pasó ayer? y su gigantesco e inesperado éxito de taquilla provocó la voracidad de los productores, que decidieron volver a estos personajes e –increíblemente– repetir la trama del primer film.
Una vez más una noche de despedida de soltero termina con los tres protagonistas en un estado lamentable sin recordar qué fue lo que pasó la noche anterior. No vamos a cuestionar lo antiguo, poco interesante y hasta machista del argumento y el conflicto, pero si el primer film tenía mucho de eso, el segundo, que todo lo copia, también lo tiene.
Aquella cosmovisión rancia se veía disimulada por una gran producción, un timing para el humor y la intriga por reconstruir la historia. Acá se repite la producción, que deslumbra por sus escenas en la ciudad de Bangkok, y hay sin duda mucha inversión a favor de la técnica.
Pero el guión es bochornosamente parecido al primer film y las risas serán esporádicas, en caso de que el espectador se esfuerce por reírse aunque sea una vez. Una vez más, los protagonistas tienen su discurso a favor de la libertad de los hombres y mira con simpatía el descontrol total previo –y posterior– al matrimonio.
Aunque la película es mucho más conservadora y cuidadosa de lo que se puede imaginar, no le faltan algunos apuntes más jugados con la intención de jugar con las fantasías masculinas. Los actores, demasiado agrandados por el éxito del film anterior, repiten de forma sobreactuada sus roles y no dejan mucho espacio para la simpatía.<
Hacia el final del film la sensación es más de aburrimiento e indiferencia que de indignación. ¿Qué pasó ayer? Parte II no tiene razón de ser y es una secuela de las menos interesantes que se hayan hecho. El tiempo perdido de los protagonistas importa acá poco y nada. Lo que el espectador no volverá a recuperar son los poco más de 100 minutos donde se repiten chistes que, por repetidos y obvios, van a gustar mucho menos que la primera vez.
Sean o no fans del primer film, el segundo es un notorio descenso en calidad. Tan rebajado como esa aparición final de alguien famoso que –quiso la casualidad– termine siendo aun más vulgar para los espectadores argentinos.