¿Qué pasó ayer? Parte 2

Crítica de Diego Lerer - Clarín

Pasados de rosca

Despedida de soltero descontrolada... en Tailandia.

Los memoriosos –o los fanáticos de los ’80- recordarán un hit musical de aquella época llamado One Night in Bangkok , de Murray Head. El título de la canción (que hará una aparición especial y con un intérprete más que particular también) podría haber sido el subtítulo de esta película por dos motivos. Uno, básico: casi todo transcurre durante una noche en Bangkok, Tailandia. Y el otro, si se quiere, lógico: el concepto de ¿Qué pasó ayer?Parte II es una paradoja temporal que el filme no puede resolver jamás.

El “ayer” del filme es otro, claro. Esto es: otra despedida de solteros. En vez de Las Vegas, el escenario es Tailandia, donde el dentista Stu (Ed Helms) se casará con su nueva novia, Lauren, cuya familia es de allí. Lo harán en un lujoso resort y Stu ha decidido que no quiere irse de fiesta previa con sus amigos después de lo que pasó en la primera parte.

De hecho, Stu ni siquiera invitó a Alan (Zach Galifianakis), el más caótico e impredecible miembro del grupo. Pero Phil (Bradley Cooper) y Doug (Justin Bartha) le dicen que Alan no soportará ser dejado de lado y, finalmente, el cuarteto viaja, tras hacer un brunch en una cadena de comida rápida como toda partuza .

Pero en una recepción previa a la boda, todo cambia. Junto al hermano de la novia (un adolescente prodigio que es el orgullo del padre de Lauren, severo hombre que no tolera a Stu) la banda sale a tomar una cerveza a la playa y, acto seguido, ya es el día siguiente y los tres amigos (Doug se queda en el hotel) están en similares e incomprensibles condiciones que en la original.

Lo que sigue no conviene describirlo demasiado (incluye también animales, prostitutas, destrucción de inmuebles, cambios de apariencia y una persona que desaparece), aunque no es muy distinto al filme anterior, tanto en lo que sucede como en la manera de estar contado. Demasiado parecido, al punto de que le cuesta retener la frescura del original, más allá de la gracia que las reiteraciones (el personaje de Ken Jeong, de la serie Community , como Chow, se roba la película) provocarán en los fans de la original.

Como en la primera, sigue siendo interesante la estructura. Una comedia armada como thriller en la que se manejan varios tiempos narrativos y en la que las desventuras que se cuentan son siempre una especie de secuela de algo que los espectadores van descubriendo al mismo tiempo que los protagonistas, quienes no recuerdan nada de lo que sucedió.

Por suerte siguen estando las camaritas digitales que aún en las más lisérgicas ocasiones guardan los retazos de lo que fue una noche salvaje y zarpada, y que siempre terminan siendo el bonus que dan a la película su golpe de gracia final. Siendo varios amigos, claro, hay tela para varias despedidas más. Y si bien la estructura funciona, ya uno quisiera, directamente, ver qué pasó anoche y compartir la diversión con los muchachos, más que sufrir las consecuencias...