¿Qué culpa tiene el tomate?

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Irregular muestrario de mini mercados que aún subsisten

Cada tanto aparece algún largo armado en base a tres o cuatro cortos de diferentes autores sobre un mismo asunto. Más ocasionalmente, un largo armado en base a cortos de diversas empresas pertenecientes a distintos países, lo que implica todo un esfuerzo de coproducción, con los enredos y posibles beneficios de cada lugar. Buenos antecedentes de este sistema son «El amor a los 20 años», coproducción nipo-franco-italo-polaco-germana, donde se destacan los cortos de Truffaut, Ophuls y Wajda, y el documental «Visión de ocho», sobre las Olimpíadas de 1972 según Ichikawa, Lelouch, Mai Zetterling y otros cinco realizadores de peso.

Empresas iberoamericanas aplicaron la fórmula en «Tres citas con el destino», argentino-hispano-mexicana, «El ABC del amor», argentino-brasileño-chilena, y muy pocos títulos más, y bien vale destacar el primero, con un episodio formidable a cargo de Narciso Ibáñez Menta. Pero lo que ahora vemos tiene otros detalles singulares. No sólo rescata el viejo método cuando se lo creía perdido, sino que se aplica a siete cortos documentales de empresas pequeñas de otros tantos países, y con un estilo nada masivo. Lo cual resulta muy coherente con su asunto: los mercados de pequeños productores de alimentos que todavía subsisten ajenos a las grandes cadenas. Por ahí va la mano: pequeñas firmas registran pequeños comercios, que son como un espejo, y así encuentran la trastienda de mercados populares, los días y trabajos de quienes aún pueden eludir intermediarios, las charlas de los vendedores en algún descanso, la peruana que relata la épica de su inmigración familiar a Venezuela, el brasileño feliz de atender al cliente en su puestito (y le da un besito a las clientas), el matrimonio misionero de ascendencia europea, que cultiva la tierra y vende sus frutos, la joven medio perdida con su canastita entre gente que ya lleva la vida entera detrás del mostrador, el viejo caribeño que canturrea un tango, los niños en visita escolar haciéndole asquito al fabricante de embutidos, muy orgulloso con las tripas, etcétera.

Los personajes son interesantes, y los lugares hasta tienen belleza (ya se sabe, la fotografía suele mejorar la realidad). La exposición, en cambio, tiene sus bemoles, porque al haberse dispuesto como estilo el «documental observacional», que prescinde de explicaciones, algunas cosas quedan como quien observa algo mientras espera el colectivo, y después se manda mudar, sin saber qué era ni cómo termina. Pues bien, eran tramos de la vida cotidiana, que no terminan, y que mucha gente ni simira, si no se los encuentra en la pantalla.

Responsables, Alejo Hoijman-Lagarto Cine (un mercado misionero), Marcos Loayza-Pucará Films (calles de La Paz), Josué Méndez-Chullachaki Prods. (La Victoria, de Lima), Carolina Navas-Pato Feo Films (Corabastos, de Bogotá), Paola Vieira-TVZero (una plaza carioca, Rio), Alejandra Szeplaki-Coop. Estrella Films (un mercado caraqueño) y Jorge Coira-Tic Tac Prods. (Plaza de Abastos de Santiago de Compostela). Este corto es el mejor, por eso va último. Producción general, Hugo Castro Fau, de Lagarto, y Fernanda del Nido, de Tic Tac.