Puente de espías

Crítica de Fredy Friedlander - Leedor.com

El mejor Spielberg en mucho tiempo
“Puente de espías” (“Bridge of Spies”), la película número 29 de Steven Spielberg, o trigésima si incluyéramos el telefilm “Reto a muerte” (“Duel”) con que se hiciera conocer mundialmente, está entre lo mejor que el director de “La lista de Schindler” ha realizado en los últimos veinte años.
Es además su cuarta colaboración con Tom Hanks y probablemente una nueva nominación al Oscar para éste. Hasta podría ocurrir que, luego de ganarlo dos veces con “Forrest Gump” y “Filadelfia”, el actor hiciera triplete y por primera vez lo obtuviera en una película de Spielberg.
Muy pocos directores son capaces de mantener la atención del espectador durante más de dos horas (ésta dura 140 minutos), pero es bueno recordar que la inmediatamente anterior (“Lincoln”) la excedía en diez minutos y que “Schindler” sobrepasaba las tres horas de duración.
Hay un hecho muy significativo a señalar al producirse por primera vez un cruce entre Spielberg y los hermanos Coen, quienes aquí son los coguionistas junto a Matt Charman. Es decir: un verdadero “dream team”.
La trama, basada en hechos verídicos, se desenvuelve a lo largo de un quinquenio (1957-1962), época marcada por la célebre “guerra fría”. Fue un tiempo muy angustiante cuando las dos grandes potencias (Estados Unidos y Rusia) se amenazaban mutuamente con ensayos atómicos y el peligro de una guerra nuclear estaba latente.
El notable actor inglés (básicamente de teatro) Mark Rylance interpreta a un espía soviético (Rudolf Abel) que fue arrestado por el FBI y a quien se le asignó como abogado a James Donovan (Hanks), en verdad un especialista en seguros, con la idea de una rápida condena. Lo que nadie esperó era que el aparentemente inexperto leguleyo tomara tan en serio la defensa. Y lo otro que pocos vieron venir (Donovan sí) era que Abel sería más útil vivo que muerto.
En efecto poco tiempo después ocurrió un hecho que tuvo mucha trascendencia mundial (este cronista lo recuerda bien), cuando el piloto Francis Gary Powers que comandaba una nave a mucho mayor altitud que la habitual de los aviones comerciales y con, para entonces, poderosos sistemas fotográficos de espionaje fue abatido en territorio soviético pero lograr salvar su vida. Es una de las escenas más impactantes a la que sigue su detención y juicio en la ex Unión Soviética.
A partir de allí la acción se trasladará a Berlin, tanto occidental como oriental, adonde será enviado Donovan para intentar un canje de prisioneros y el lugar del posible intercambio explica el título del film.
La excelente reconstrucción de ambos lados de Berlin gracias al trabajo del habitual director de fotografía Janusz Kaminski se enriquece con la recreación de la erección del muro de Berlin. Y da pie a la aparición de un tercer “espía”, que el espectador desde el principio sabe que no lo es sino apenas un estudiante norteamericano que se está capacitando en una ciudad a punto de ser dividida en dos.
Es una pena que el proceso de subtitulado local haya omitido traducir los diálogos en alemán y también en ruso. Hay particularmente una situación que fluctúa entre lo cómico y lo dramático cuando Hanks (Donovan) ingresa a Berlin riental y se encuentra con una patota de jóvenes que codician su costoso abrigo “Saks Fifth Avenue”. No es que el espectador se quede sin comprender lo que le acontece al abogado, pero pierde parte de los jugosos comentarios de quienes ya no pueden acceder a los bienes que sus vecinos occidentales disfrutan.
“Puente de espías” es una de las películas menos maniqueas en toda la carrera del director de “Rescatando al soldado Ryan”, película que estaba más bien en las antípodas desde ese punto de vista. Y se engrandece aún más al plantear una cuestión moral que consiste en un proceder similar frente a sus respectivos espías y al no vacilar, llegado el caso, en pensar en sacrificar a una persona inocente (el estudiante).
A destacar finalmente varios actores secundarios como los alemanes Sebastian Koch (“La vida de los otros”) & Burghart Klaussner (“Goodbye Lenin”) y los norteamericanos Alan Alda & Amy Ryan. Pero sobre todo a Hanks y Rylance que seguramente, juntos a Spielberg, serán alguno de los nominados a la hora de los Oscar.