Prometeo

Crítica de Juan Carlos Di Lullo - La Gaceta

La pesadilla del "Nostromo" ha vuelto

El género de la ciencia ficción en el cine no admite medias tintas: gusta o no gusta. En el primer grupo, además, se distinguen los fanáticos; a ellos está dirigida en gran medida esta producción dirigida por Ridley Scott. Los que hayan visto "Alien, el octavo pasajero" (aquel gran filme de 1979) tendrán motivos extra para disfrutar de esta entrega, que marca el regreso de Scott a la ciencia ficción después de aquel hito en el género que fue "Blade runner", estrenada en 1982.

Una vez más, el argumento tiene que ver con las preguntas fundamentales que se hacen los seres humanos (¿y también los androides?) en los filmes de Scott: de dónde venimos y hacia dónde vamos. Están también presentes los choques entre los intereses científicos y los de los empresarios que financian las investigaciones, y la posibilidad (o la imposibilidad) de compatibilizar la existencia simultánea de distintas formas de vida. Sobre este andamiaje conceptual Scott dosifica las escenas de suspenso y de terror que implican los encuentros de los seres humanos (y de los androides, claro) con los "alien"; y todo esto se realiza en un marco visual estupendo, con hallazgos que siguen regocijando a buena parte de la platea desde que las formas extraterrestres concebidas por H.R. Giger deslumbraron a todos hace ya más de tres décadas. En los recorridos de los tripulantes del "Prometeo" por las extrañas y umbrías cavernas descubiertas en un planeta remoto y hostil están los mejores momentos del filme.

Mucho se habló y se escribió antes del estreno de esta película acerca de su condición de "precuela" de "Alien"; lo que queda claro es que si no fue concebida así, funciona perfectamente como tal. Quizá algunos nostálgicos recuerden como mejor logrados los aterradores momentos en los que la presencia monstruosa del alien se sugería en lugar de mostrarse, pero esto no quiere decir que "Prometeo" no esté contada con gran tensión dramática.

Hay muchas referencias a la película de 1979; aquella odisea del "Nostromo" y la pesadilla desatada a bordo vuelve con gran intensidad y los memoriosos van a encontrar una serie de guiños o de referencias intencionadas. Hay aquí, otra vez, una tripulación que sale de la hibernación para desembarcar en un planeta remoto, reacciones diferentes de los miembros del equipo ante la presencia de vida extraterrestre, intereses encontrados que chocan estrepitosamente y la reacción personal de una de los miembros de la expedición especialmente aguerrida aunque, por cierto, no aparentaba ser la más fuerte del grupo. Todo esto (además de la estructura conceptual del argumento y de la narración en tono de suspenso y terror) remite inevitablemente a "Alien": pero también es importante aclarar que la película perfectamente puede disfrutarse en plenitud aún cuando no se haya visto aquel ilustre antecedente.