Primicia mortal

Crítica de Mariano Torres - Fuera de campo

Las apariencias engañan: Primicia Mortal (Nightcrawler, en su idioma original, que sería algo así como un "trepador nocturno" y tiene más sentido que su traducción hispana) no es tanto una denuncia sobre la voracidad y falta de ética de los medios, como lo es más bien el retrato de un sociópata, que utiliza su misantropía para crecer a pasos agigantados en una industra que no parece apta para seres humanos decentes.

Dan Gilroy, guionista de parte de la saga de Jason Bourne, es consciente de que no puede esencialmente volver a contar Network (1976, Sidney Lumet) y por eso concentra su mirada en un personaje oscuro, repulsivo, con el cual es súmamente difícil de empatizar. El milagro de que ello no genere un desinterés en el espectador se debe a la enorme actuación del cada vez más sólido Jake Gyllenhaal.

Su personaje, Lou Bloom, es un inescrupuloso ladrón de poca monta que se gana la vida embaucando a otros, estafando y robando pertenencias para luego venderlas al mejor postor. Un arrastrado que, sin embargo, sabemos que apunta más alto. Desde la primer escena Gilroy introduce al personaje con una situación clave: tras venderle mercancía robada al dirigente de una obra en construcción, Lou le pide trabajo a quien acaba de negociarle un buen precio. La respuesta es contundente: "¿por qué habría de contratar a un ladrón?".

La desazón del protagonista no durará demasiado: pronto, gracias al azar, descubrirá que existe una industria en eterna ebullición que no sólo contrata sino que directamente se nutre de todo tipo de criminales. Con una improvisada cámara en mano y mucha osadía para registrar las más aberrantes escenas de crimen, el ladrón de medio pelo se convierte en un desaforado camarógrafo cazarecompensas, y su primer premio no tarda demasiado en llegar cuando conocer a una ejecutiva sedienta de sangre, sinónimo de rating. Está claro que Lou apenas está comenzando y con su habilidad para moverse con soltura en los negocios turbios como ventaja, no tardará demasiado en crecer hasta límites insospechados.

Nightcrawler es una película poderosa comandada por un enorme Gyllenhaal que, si bien no cuenta nada nuevo (sí, los medios son malvados) lo hace desde el ángulo de un misántropo que parece haber encontrado su lugar en el mundo. Allí radica su inteligencia, en un producto con amplio desarrollo de personajes. Algo a lo cual Hollywood no nos tiene últimamente muy acostumbrados.