Priest: El Vengador

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Cuando el agua bendita no alcanza

Cura del futuro Ataca vampiros, para salvar a su sobrina.

Priest apela a una combinación que, hoy, parece exitosa en términos de cine comercial: acción, terror, 3D.

En un mundo tal vez no postapocalíptico, pero sí postvampirístico , en el que un grupo de curas (priests, en inglés) pelearon una guerra desigual contra los chupasangres y los confinaron en “reservas”, la llama vuelve a encenderse. Uno de los clérigos se ha convertido en vampiro y desea atacar la ciudad Catedral, aquélla amurallada donde los emblemas se repiten: Fe, trabajo, seguridad, y la gente camina cabizbaja.

Es que en la afueras, el hermano, la cuñada y la sobrina del próximo héroe son atacados por estos seres nocturnales, llevándose a Lucy (una neurona por ahí: podrían habérselas ingeniado un poco más y no poner el nombre del personaje de Drácula ), por lo que el tío Paul Bettany sale al desierto a rescatarla.

No irá solo. En otra moto (con nitrógeno) irá Hicks (Cam Gigandet), el novio de la chica, quien sabe que el Priest, si se entera que la sobrina fue infectada, la pasa a mejor (peor) vida. Y allí van, rumbo a lo (des)conocido, porque Priest apelará a cada clisé del género, el de los vampiros, y también al del western. Otra neurona por allá: la metáfora de los indios/vampiros confinados en las reservas, de obvia, le resta interés.

El director Scott Charles Stewart, quien ya había dirigido a Bettany como otro personaje angelical en Legión de ángeles , se basa en un cómic coreano, mete mucho acero, humo y polvo en esta simbiosis de filme de Far West con terror. Y el cóctel, que incluye monstruosidades saltando al primer plano por lo del 3D mostrando sus pocos dientes afilados, no puede decirse que esté bien servido. Inclusive el final parece cosido a los apurones (¿el corte original habrá sido más extenso que los 87 minutos que dura éste?).

De no ser por la presencia de Paul Bettany, que ya fue religioso en El Código Da Vinci (era el asesino albino), y Maggie Q (la estrella de Nikita , ver contratapa), Priest caería más pronto que tarde en el olvido. Ella encorsetada en un traje negro, es la sobreviviente de aquel grupo de masacravampiros que ha caído, vaya uno a saber por qué tenebrosa razón, en la oscuridad de la denigración. Christopher Plummer es Monseñor Orelas, el capo de tutti li capi en la escala de la Iglesia y, como casi siempre aparece sentado, no tiene que disimular que se aburre.