Priest: El Vengador

Crítica de Emiliano Fernández - CineFreaks

El clérigo renegado

Siguiendo la línea de la reciente Daybreakers: Vampiros del Día (Daybreakers, 2009), llega la segunda realización del especialista en efectos digitales devenido director Scott Stewart: a rasgos generales podemos afirmar que Priest: El Vengador (2011) funciona como una “versión mejorada” de Legión de Ángeles (Legion, 2009), un film con espíritu clase B que comenzaba prometiendo para pronto diluirse en un vendaval de secuencias predecibles y diálogos huecos. En esta oportunidad tenemos la adaptación hollywoodense del comic coreano homónimo de Hyung Min-woo, una mixtura de ciencia ficción y terror.

La historia está ambientada en un mundo paralelo en el que la Iglesia Católica controla la existencia de los seres humanos, hoy todos aglutinados en mega ciudades amuralladas, luego de luchar durante siglos y finalmente vencer a los vampiros, criaturas nocturnas no muy populares que han sido obligadas a vivir en “reservaciones”. El susodicho éxito se debió a la intervención de los “sacerdotes” del título, unos guerreros símil samuráis entrenados por el clero con vistas a masacrar a los chupasangres: pasado ya el tiempo del combate, nuestro héroe se encuentra marginado por las autoridades y la misma sociedad.

El entorno apocalíptico está condimentado con la iconografía del western clásico y un generoso número de escenas de acción: así es como la estructura narrativa reproduce al pie de la letra el devenir de Más Corazón que Odio (The Searchers, 1956), la obra maestra de John Ford, y el receptor de tanta incomprensión parece un clon karateca del personaje de Sylvester Stallone en la inefable Rambo (First Blood, 1982). Cuando el señor descubre que los antagonistas de turno han secuestrado a su sobrina, decide ir a su rescate en un camino que lo llevará a contradecir las órdenes de sus superiores y a enfrentar muchísimos peligros.

Vale señalar que pese a la poca originalidad del guión de Cory Goodman, el desarrollo por lo menos evita las cursilerías de Legión de Ángeles y entrega una aventura árida bastante eficaz. Más allá de las bienvenidas participaciones de Christopher Plummer, Brad Dourif y Karl Urban, es Paul Bettany quien sostiene el proyecto componiendo con sutileza al justiciero renegado, una especie de infiltrado protestante en medio del dogma romano fundamentalista. Stewart le saca provecho a la bella fotografía de Don Burgess y ofrece un producto entretenido aunque olvidable que se destaca sólo por su fantástico diseño visual…