Priest: El Vengador

Crítica de Daniel Castelo - ZonaFreak

Una familia encerrada en su propia casa; un ataque sorpresa de un ejército de vampiros monstruosos; una joven escondida en un altiilo. Gritos, sangre, muerte, y la joven secuestrada por los chupasangre. Hasta acá, todo bien. Pero Priest ("Sacerdote") tiene un gran, enorme problema.

El tumor maligno que presenta esta producción basada en el exitoso comic book homónimo está, más que en sus obviedades, sus personajes sosos y vacíos o sus robos a mano armada a Indiana Jones, en su concepción religiosa, en su base teórica. Porque aquí los héroes de la historia son un grupo de fanáticos católicos, sacerdotes que le rinden pleitesía a Dios y que juraron -desde pequeños algunos- ofrendar su vida a él y de manera cuasi tortuosa; gente que se tatuó una cruz en la cara, regidos por una iglesia perversa, criminal y mesiánica.

Priest es la exacerbación del catolicismo medieval, más allá de que aquí los malos no son los negacionistas (que también deben purgar lo suyo), los conversos o las brujas, sino unos horribles vampiros (muy bien logrados, por cierto) que atacan al estilo de los que ya vimos en films como The Descent y similares.

En cuanto al oponente principal del relato, se trata de un simil Django, lo cual intenta jugar con una iconografía difusa, como un mix de western con cine de aventuras y terror, pero mal remixado, que apela a todo tipo de clisés y que no deja afuera ninguna de las frases remanidas a cargo de héroes y villanos. Ah, y la femme fatale de turno, claro, en este caso en piel de la bellísima Maggie Q (Nikita, Live Free or Die Hard), que no aporta casi nada al film pero que al menos contrarresta el olor a vestuario que sobra en la cinta.